El desierto rural

Por Pascual Tamburri Bariain, 31 de marzo de 2001.
Publicado en El Semanal Digital.

Hasta la Iglesia anglicana ha intervenido ante el gobierno británico para aplazar las elecciones generales previstas durante los próximos meses. Los pueblos y aldeas de Gran Bretaña e Irlanda del Norte están viviendo sus peores horas, entre las sospechas de infección de fiebre aftosa y la amplia difusión de las encefalopatías espongiformes. Más de dos millones de personas tienen sus movimientos limitados, seiscientos mil agricultures no saben de qué van a vivir, y mientras tanto los políticos se preocupan sólo de sus propios equilibrios de poder. El mundo rural, sin voz y con pocos votos, ve peligrar incluso su representación democrática.

En España puede suceder en breve algo parecido. Agricultores y ganaderos han recibido en los últimos años joviales palmadas en la espalda, subvenciones a modo de limosna y muchos disgustos. Obligados a competir en un mercado industrializado, han sembrado campos envenenados y han criado reses enfermas. En muy pocos años, España y Europa pueden quedarse sin agricultura, e inmensas extensiones tendrán que quedar abandonadas, sin opciones económicas y sin habitantes.

Por Pascual Tamburri Bariain, 31 de marzo de 2001.
Publicado en El Semanal Digital.