Estado de la Nación: juegos florales y pudorosos silencios

Por Pascual Tamburri Bariain, 27 de junio de 2001.
Publicado en El Semanal Digital.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, ofreció en su discurso sobre el estado de la Nación quince grandes acuerdos, entre ellos la reforma del CESID y la financiación autonómica, y confió en una cooperación institucional con el Gobierno vasco contra el terrorismo. El jefe del Ejecutivo hizo un extenso repaso de las promesas cumplidas por su Gobierno y de las cuestiones pendientes. Aznar cree que España está en condiciones de abordar nuevos retos de modernización y que sólo el terrorismo perturba las libertades y la convivencia.

El Gobierno confía en la cooperación institucional y en los grandes acuerdos políticos para resolver las cuestiones pendientes. Anunció Aznar que los ejes de su Gobierno durante el próximo año serán la consolidación autonómica, las reformas hacia el pleno empleo, políticas de modernización, las relaciones con Hispanoamérica y con Marruecos, y la presidencia española de la UE.

En el capítulo económico, recordó que España creció durante el primer trimestre de este año un 3,4 por ciento, pero se mostró preocupado por la inflación. «Yo no sé si bajar impuestos es de izquierdas, de centro o de derechas, pero me alegro de que ya no estemos tan solos en la defensa de las virtudes de bajar los impuestos y reducir los tramos», dijo Aznar. No deja de ser curioso que la reducción de impuestos, prometida desde 1979 por los populares, tenga que ser reanimada por las curiosas iniciativas del equipo socialista.

¿Se seguirá el mismo camino de silente consenso en la educación o en otros temas esenciales? Las futuras leyes del ramo, Ley de Calidad de la Educación, Ley de Formación Profesional y Ley de Universidades, están en el código genético del PP, y pocos acuerdos caben con el PSOE ni con ninguna izquierda posible. Mejor dicho, todo acuerdo será en perjuicio de los intereses de España y en beneficio de Zapatero.

El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no dijo nada en su largo discurso. Propuestas vagas, demagógicas o redundantes, críticas incomprensibles y asepsia total en los temas más delicados. Un Gobierno con dos Ministros en la cuerda floja se ha ido de rositas, cuando probablemente muchos populares esparaban que Zapatero diese a Piqué y a Matas el castigo que en este caso Aznar no ha querido impartirles. Zapatero empleó miles de palabras abstractas acabadas en «dad», pero lo más destacable de su discurso fue su vacuidad progre y su lejanía de los problemas reales. Pese a todo, pese a sus silencios en asuntos vergonzosos (la corrupción, el latrocinio autonómico) o dramáticos (la inmigración, el separatismo terrorista), aznar sigue teniendo mucho de lo que le falta al pobre líder de la oposición.

En todo caso, algo extraño pasa cuando Javier Trías, en nombre de CiU, fue mucho más caluroso con Aznar que los propios diputados populares, que no aplaudieron al presidente con el calor acostumbrado.

Por Pascual Tamburri Bariain, 27 de junio de 2001.
Publicado en El Semanal Digital.