Alimentos precarios

Por Pascual Tamburri Bariain, 27 de julio de 2001.
Publicado en El Semanal Digital.

Los años 2000 y 2001 han supuesto un revulsivo para el sector alimentario español y europeo. Las crisis sanitarias sucesivas han dado a los ciudadanos conciencia de consumidores, y al mismo tiempo han obligado a los productores y a los distribuidores a cambiar de estilo.

Empezaron las vacas locas. Resultó, para sorpresa de profanos, que la encefalopatía espongiforme bovina era transmisible a través de la cadena alimentaria, hasta llegar a los humanos. Esto, con una producción basada en los piensos de origen cárnico, y en una sociedad con alto consumo de carne de ternera, amenazaba con ser una catástrofe. Aún no hemos visto terminar este asunto.

Siguieron, con menos escándalo mediático, las ovejas. El scrapie es similar a la EEB, pero preocupa menos porque se consume menos cordero que ternera, y sobre todo porque la producción española es aún extensiva, tradicional y poco industrializada. ¡Y querían modernizarla!

Los caciques de Bruselas han aceptado la imposición norteamericana, e importamos vegetales transgénicos, en especial cereales. Aún no se sabe nada sobre los efectos finales de esta manipulación, pero tiempo habrá de enterarse. También las grandes multinacionales químicas europeas quieren su tajada del sector, e impondrán sus semillas manipuladas, como ya impusieron sus abonos y sus fitosanitarios más agresivos. El consumidor español no sabe que los fabricantes de plaguicidas son, por otro lado, los grandes productores de semillas y abonos, y los grandes impulsores de la manipulación genética (Novartis, AstraZeneca, Hoechst, Rhone Poulenc, Monsanto, Dupont, Dow): no se trata sólo de la pérdida de independencia alimentaria y tecnológica, evidente porque ninguna empresa española está al nivel de estos gigantes transnacionales, sino también de la vulnerabilidad sanitaria cuyas primeras consecuencias empezamos a ver.

Nuestros padres se llevaban las manos a la cabeza al saber que la margarina se hacía con petróleo o carbón. La chapuza nacional representada por el aceite de colza desnaturalizado debilitó bastante a la UCD en la Transición. ¿Qué no tendríamos que hacer al enfrentarnos al aceite de oliva sin oliva, a las reses clónicas sin madre ni padre, y al vino casi sin uva, con sabroso alcohol sintético?

Por Pascual Tamburri Bariain, 27 de julio de 2001.
Publicado en El Semanal Digital.