Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de enero de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.
El nacionalismo, unido con Batasuna y ETA, aprueba los Presupuestos de la autodeterminación
A corto plazo, un nuevo «pacto de Estella», con los socialistas incluidos, podría llevar a otra tregua-trampa
El Gobierno y el PP deben defender sin concesiones ni silencios la unidad nacional y la libertad de la gente
Tras la condena de varios ex altos cargos felipistas, Zapatero ha pedido «mirar adelante». En el partido más corrupto de la historia de España sólo el poder, y la riqueza personal que muchos han sabido sacar del poder, mantiene la unidad. El «adelante» de Zapatero, o de quien le sustituya, pasa por consiguiente por el poder.
Poder a cualquier precio. Si ese precio consiste en la humillación del mejor socialismo vasco, en la aceptación del soberanismo autodeterminista o en el abandono de cuatro provincias españolas ante el delirio nacionalista, siempre habrá un Benegas, un Elorza o un Jáuregui dispuestos a seguir los mandatos de Ferraz. El PSOE está abandonando el lado de la luz y de la verdad, para alinearse cada vez más con los asesinos, los delincuentes, los herederos de Sabino Arana.
El nacionalismo se ha unido con Batasuna para aprobar los presupuestos del gobierno vasco. Tras aprobarse parte de la Ley, el lehendakari declaró que «trabajará de inmediato para dotar de contenido los vacíos de la ley». Todos los tramos presupuestarios ligados a la «construcción nacional» o a la demagogia social nacional-terrorista (Vicepresidencia, Sanidad, Educación, Justicia Empleo y Seguridad Social, Vivienda y Asuntos Sociales) han visto sus Presupuestos modificados, y luego aprobados, con el consenso de ETA. Es decir, de Batasuna. No se modifican en cambio los Presupuestos de la Policía Vasca, y no se prevé pagar el cupo impositivo legalmente debido al Estado.
Udalbide Elkartea – Udalbiltza recibirá 450.759 euros, es decir, 75 millones de pesetas. Udalbiltza es un organismo ilegítimo que pretende arrogarse la representación de todos los vascos, incluyendo navarros y vascofranceses. Es el centro del nuevo Pacto de Estella, y desde él el nacionalismo planea proclamar la independencia a medio plazo. Con la anuencia del PSE, gracias a los hombres de Prisa y a los favores que González debe.
El País Vasco vive en una absoluta «incertidumbre jurídica». La Ley de Presupuestos es incompleta. El gobierno regional ha anuncia la doble idea de gobernar por decreto y de no pagar a Madrid las sumas adeudadas. La libertad de los ciudadanos no nacionalistas es negada. La democracia como tal no existe en el País vasco, y las últimas apariencias se eclipsaron con las decisiones antidemocráticas del PNV, EA, Batasuna y los comunistas, sin olvidar los titubeos también antidemocráticos del propio PSE-PSOE.
Jaime Mayor Oreja asegura que «no hay presupuestos» porque el texto aprobado es «un simulacro de ley» Para él, PNV y Batasuna han sumado «sus tácticas y estrategias» en las últimas semanas. ¿Qué esperan? Saben que ETA va a actuar, va a ser de nuevo protagonista. Y esperan que sus hombres en la izquierda española debiliten el frente democrático que defendía la libertad y la unidad nacional. La autonomía vasca ha quedado deslegitimada por Ibarreche, que no cree en ella.
Dice el ex ministro que «la suma de PNV y Batasuna es el caos». Es cierto. Si se añade como sumando un PSE euskaldunizado o neutralizado, la suma de todo es un conflicto civil, en el que sólo el PP y el Gobierno representarían la paz, la verdad y la justicia.
No por casualidad, el mismo miércoles en que todo esto sucedía en Vitoria, en Madrid los líderes de Unión del Pueblo Navarro se entrevistaron largamente con José María Aznar y destacaron la lealtad entre ambos partidos. El presidente del Gobierno analizó con el presidente regional Miguel Sanz la situación política nacional. Los regionalistas informaron al presidente sobre «el panorama político que se está viviendo» en Navarra. Al encuentro de la Moncloa asistieron por parte del PP y además de Aznar, el secretario general del PP, Javier Arenas, el secretario de Organización, Pío García Escudero, y el portavoz en el Congreso, Luis de Grandes. La delegación de UPN la componían, además de Miguel Sanz y Alberto Catalán, los vicesecretarios, Rafael Gurrea y José Cruz Pérez Lapazarán.
Navarra es la frontera del miedo. En el País Vasco el avance del nacionalismo no puede detenerse ahora mismo sin recurrir a medidas enérgicas, ya que el control de las instituciones, la manipulación antidemocrática de los partidos y el enorme aparato propagandístico del nacionalismo está creando el ambiente necesario para una tregua, prólogo de la ansiada autodeterminación, y tal vez de males mayores. Todo esto recae en José María Aznar. Pero en Navarra, plato fuerte del banquete nacionalista, las cosas son más difíciles para las gentes de Arzallus. En este sentido, ha empezado ya la campaña electoral de 2003, que va a plantearse como plebiscito pro o contra Unión del Pueblo Navarro, único baluarte firme contra la ruptura de España por ese punto. Con un Partido Socialista preso de sus propias contradicciones, sólo Miguel Sanz y José María Aznar, unidos, sin miedo, sin pudores cobardes, sin vacilaciones, pueden defender los intereses de esa patria que, constitucional o no, es la de todos los navarros y todos los vascos.
Como ha dicho Jaime Ignacio Del Burgo en una enmienda en el Congreso del Partido Popular, «el papel de los Estados nacionales en el mundo no ha desaparecido, a pesar del proceso de descentralización política».
Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de enero de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.