Los partidos de la última esperanza

Por Pascual Tamburri Bariain, 18 de marzo de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.

El Partido Popular del País Vasco, Unidad Alavesa y Unión del Pueblo Navarro se están quedando solos

Unión del Pueblo Navarro celebró en Pamplona el pasado domingo, 17 de marzo, su 22 Asamblea anual de afiliados. El partido mayoritario en la Comunidad Foral aprobó su programa de actividades para el año político, y refrendó las boyantes cuentas. Pero sobre todo se afirmó como la última posibilidad para la paz y la libertad en aquella parte de España.

El presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, presidente también de la organización política regionalista, viene advirtiendo en las últimas semanas de la gravedad de la situación política. En Navarra, como por otra parte en el País Vasco, el PSOE se muestra cada día más proclive a un entendimiento con el nacionalismo; y ese entendimiento se fragua a expensas de los populares.

Para ser más precisos, a expensas de la libertad del pueblo. Los socialistas quieren puestos de poder e influencia, hay que suponer que para usarlos como sólo ellos saben. Y el nacionalismo quiere el apoyo socialista al «proceso de paz». Si, de paso, la operación aúpa a José Luis Rodríguez Zapatero a la Moncloa, socialistas y nacionalistas estarán igualmente satisfechos, pues ambos podrán obtener lo que más desean: venganza y poder, los unos; autodeterminación, los otros.

Es bien sabido que en el PSE, en vísperas del Congreso en ciernes, está teniendo lugar una auténtica purga contra los aliados políticos de Nicolás Redondo, y contra los que aún se reconocen partidarios de defender la libertad y la unidad nacional junto al otro partido democrático de la región, el Partido Popular.

Es menos sabido que el mismo proceso se ha verificado en Navarra. El PSN, con la esperanza de una «gran coalición» contra Unión del Pueblo Navarro, ha renunciado a defender la verdad y la Ley. Ahora mismo todo son cálculos preelectorales e hipótesis de reparto de poltronas con los nacionalistas, si en 2003 los populares no obtienen la mayoría absoluta en el Parlamento de Navarra y en los principales municipios de la provincia.

Miguel Sanz, ante la Asamblea de su partido, dio pruebas de cierto olfato político y de un gran generosidad. Dejando a un lado matices ideológicos, Unión del Pueblo Navarro no se define como de izquierdas o de derechas, sino como única opción electoral centrada en los intereses de la gente. En realidad, tras el último Congreso y la más reciente Asamblea, en aquel partido – y sólo en él – se defiende la identidad y el futuro de la región.

Generosidad, en verdad, amplísima, hasta el punto de declarar abierto el partido a todos los que, viniendo de opciones ideológicas en principio alejadas, no se sientan ya a gusto en ellas. Es una clara referencia a los descontentos del PSN – como el ex-diputado Víctor Manuel Arbeloa -, que, sin renunciar a sus inquietudes sociales, no aceptan la rendición sin condiciones a los enemigos de la nación española.

Generosidad digna de reflexión y meditación. Cuando el PSE se divida de derecho (pues de hecho ya hay dos socialismos vascos) el PP del País Vasco deberá tomar buena nota de la actitud de sus socios navarros. En Navarra y en el País Vasco está terminando la hora de la política convencional. A un lado, con la tenebrosa utopía euzcadiana, forman los intereses mezquinos, los pequeños políticos y los partidos de negocios. Al otro, en nombre del pueblo, con el pueblo libre, están todos los que se niegan a aceptar la mentira y la servidumbre. La gente no quiere ya recetas de izquierdas o de derechas, quiere simplemente respuestas eficaces a problemas que no admiten más dilaciones.

Por Pascual Tamburri Bariain, 18 de marzo de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.