A diferencia de Gil, Le Pen desafía a los políticos profesionales

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de abril de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.

No hay equivalente español al Frente Nacional francés. Ni Gil, ni la ultraderecha.

El «populista» español, Jesús Gil, en libertad provisional

Gil entró en política sólo para solucionar sus problemas empresariales

Ante los escándalos de su gestión, Jesús Gil ha dimitido como alcalde de marbella

Le Pen sigue su campaña electoral ante el asombro de Europa

Jesús Gil sale de la cárcel tras pagar fianza de 700.000 euros

El alcalde de Marbella Jesús Gil salió el lunes 22 de abril de la prisión de Alcalá-Meco tras pagar una fianza de 700.000 euros impuesta por el juez que investiga una supuesta malversación de fondos públicos. El todavía presidente del Atlético de Madrid permaneció un total de siete días en prisión provisional por su presunta apropiación de unos 27 millones de euros de las arcas del Ayuntamiento marbellí. Según el juez investigador, este dinero fue desviado a cuatro sociedades, entre 1991 y 1995

Para otros tres de los cuatro imputados en prisión el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo estipuló fianzas de entre los 300.000 y 450.000 euros. Del Olmo había dictado orden de prisión incondicional e incomunicada la semana pasada para siete imputados como parte de sus investigaciones en este caso.

Otros frentes judiciales

Este no es el único frente judicial que Jesús Gil tiene abierto en estos momentos. El Tribunal Supremo confirmó a principios del mes de abril la condena a 28 años de inhabilitación para Gil por los delitos de prevaricación y tráfico de influencias en el llamado ‘Caso de las camisetas’. Gil está acusado de pagar contratos de publicidad en las camisetas de su club de fútbol con dinero del Ayuntamiento marbellí.

Además, el mismo juez Del Olmo ordenó hace diez días el embargo cautelar de los bienes de Gil por el llamado ‘Caso Atlético’, por los presuntos delitos de apropiación indebida, falsedad contable y firma de contratos simulados. El contable de las empresas municipales de Marbella, Manuel Castel, está también el libertad bajo fianza tras tomarle declaración.

Dimisiones, política y negocios

En la querella presentada por la Fiscalía Anticorrupción se señala que Gil «con el objeto de enriquecerse personalmente y valiéndose del puesto que ocupaba como alcalde de Marbella desde junio de 1991, llevó a cabo de forma sistemática durante ese mismo año y hasta 1995, una detracción de fondos del Ayuntamiento».

Para ello, Gil desvió fondos correspondientes de las sociedades de gestión municipal, de carácter público, Contratas 2000, Jardines 2000, Eventos 2000, Planeamientos 2000 y Turismo Ayuntamiento de Marbella 2000, para ingresarlos en sus propias cuentas bancarias, utilizando testaferros en algunas ocasiones. El miércoles 24 de abril de 2002 Jesús Gil dimitió como alcalde de Marbella.

Los «giles» del PP

El alcalde de La Línea de la Concepción, Juárez, tránsfuga del GIL en el PP, ha sido acusado gravemente por el PSOE. El secretario provincial del PSOE en Cádiz, Francisco González Cabaña, recordó que el actual primer edil de La Línea (PP) «era uno de los valores estrellas del Grupo Independiente Liberal, por lo cual ese es el estilo de la escuela donde se ha criado. Esa es su educación política, dejando que exista el despilfarro». González Cabaña afirmó que «nuestro grupo municipal está actualmente trabajando en ese tema». Asimismo, recordó que «no se conoce nada de lo que está haciendo, ni siquiera la punta del iceberg de su comportamiento», por lo que auguró que «en los próximos tiempos, Juárez va a dar mucho que hablar en el Ayuntamiento, a pesar de que fuera la cara amable del GIL».

La estrategia del PP para las próximas municipales en Ceuta, Melilla y buena parte de la Andalucía litoral consiste en hacerse con la herencia del GIL. Si además de los votos, los partidos mayoritarios heredan las formas políticas, pueden ponerse en apuros. En ese sentido, la reiterada negativa de Manuel Chaves a que se disuelva el Ayuntamiento de Marbella puede ir unida a esa filosofía: «ahorcar al PP con la soga del GIL». Pero en todas partes cuecen habas.

¿Populismo?

El GIL y su fundador son políticamente incatalogables. También lo son los principios del Frente Nacional francés. Ni Gil ni Le Pen tienen nada que ver con los políticos al uso. Y ahí terminan los parecidos.

Se piense lo que se piense sobre su forma de hacer política, la diferencia entre los dos es muy clara: Le Pen, con todos los defectos que se le quieran achacar, ofrece unas soluciones que él cree positivas para su pueblo, y que ese pueblo en buena medida respalda. Gil, en cambio, en el fondo, sólo ofrece soluciones para su propio bolsillo.

Le Pen, pese a sus exageraciones verbales, ha tenido la virtud de plantear una agenda que las clases medias y bajas no veían en los políticos convencionales. Al menos ahora, gracias a su éxito electoral, se habla de la seguridad, de la inmigración, de los barrios prohibidos y de las consecuencias negativas de la unión europea.

Y esa agenda no es sólo francesa. No eran las prioridades del GIL, es verdad, pero los grandes partidos tendrán que escuchar a la gente, antes o después. La cosa empieza mal, si el portavoz de Interior del PP, Ignacio Gil Lázaro, se permite afirmar que es una «falacia» argumentar que hay inseguridad ciudadana en España. «Este es un país razonablemente seguro y es un argumento falaz decir poco más o menos que esto es una selva. O se quiere mentir, o no se tiene ni remota idea de lo que se está hablando».

En 2001 ha habido un aumento del 10 % en el número de infracciones penales. Para el mismo Gil Lázaro, la inmigración «es un factor importante del aumento de la delincuencia, y los datos son los datos. El 89 % de los presos preventivos ingresados en los dos primeros meses de 2002 son extranjeros». El PP tiene ante sí una clara disyuntiva: o solucionar el problema o arriesgarse a asistir al nacimiento de un lepenismo español.

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de abril de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.