Goa 0, Malvinas 1. El jugador número 8 calienta en la banda

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de julio de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.

Una potencia media en reestructuración. Con cierto prestigio internacional pero medios militares limitados. Un pasado imperial que ha legado esparcidos intereses y territorios. Aliados poderosos que sin embargo se niegan a defender esos intereses y territorios si están fuera de Europa. Una clase política dividida, acostumbrada durante décadas a todas las renuncias para satisfacer sus propios intereses. Un grave problema político interno, violento y radicalmente desestabilizador podría exigir la intervención de los Ejércitos, pero los políticos dudan..

Frente a ella, una nueva potencia emergente. Con enormes desequilibrios internos y problemas sociales, políticos y económicos insolubles. Con unas Fuerzas Armadas mimadas y dotadas de gran peso institucional. Y con la tentación de resolver, desafiando a la vieja potencia europea, sus dificultades de cohesión interna.

Es el caso de Portugal frente a India, en Goa, en 1961. Es el caso de Gran Bretaña frente a Argentina, en Malvinas, en 1982. Puede ser el caso de España frente a Marruecos, en 2002.

El almirante argentino Jorge Anaya diseñó la reconquista de Malvinas sobre el modelo hindú. De hecho, aquella operación se llamó en clave «Goa». Una acción militar rápida e incruenta hizo cambiar de manos el territorio disputado. La diferencia radicó en la respuesta: Margaret Thatcher respondió con todos los medios a su alcance, dentro de la legalidad, como ya había hecho frente al IRA y como no osaron hacer los gobernantes salazaristas. El resultado: Malvinas bajo soberanía británica, Goa dentro de la Unión India.

Marruecos no juega en Perejil una partida de ajedrez, sino los primeros escarceos de un partido de fútbol. Los socialistas marroquíes quieren ver de qué pasta está hecho este Aznar, debilitado, con cambio de Gobierno, con un foco secesionista armado y genocida, con crisis económica, con encuestas a la contra, con millones de musulmanes en su territorio, encorsetado por la OTAN y la UE.

Desde el centro del campo han bombeado un balón muy peligroso al centro del área española. Allí, sorprendidos, los cuatro defensas (Acebes en Interior, Rajoy en Presidencia, Arenas en Administraciones Públicas y palacio en Exteriores) ya estaban desbordados por el juego ofensivo del equipo nacionalista vasco, que juega con reglas distintas a las suyas. Y de repente, otro balón.

José María Aznar tiene calentando en la banda a su jugador número 8, Federico Trillo. 8, como el artículo de la Constitución más citado y menos aplicado, el que justifica la existencia del Ministerio de Defensa: «Las Fuerzas Armadas tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional». Con dos balones en el área, al menos dos equipos rivales en el campo y desorden en las propias filas, es bueno que Trillo no se vaya muy lejos de vacaciones.

Y tal vez alguien, antes de que termine la luna de miel de Mohamed VI, antes de que pasen los dos meses anunciados por Arnaldo Otegui, tenga que ir al Congreso de los Diputados y recordar las previsiones constitucionales para «cuando se produzca o amenace producirse una insurrección o acto de fuerza contra la soberanía o independencia de España, su integridad territorial o el ordenamiento constitucional». Lean, lean ustedes y verán de qué se trata. O eso, o Goa.

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de julio de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.