Bruselas contra España

Por Pascual Tamburri Bariain, 22 de agosto de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.

La agricultura agoniza y el campo se despuebla

La Política Agraria europea, diseñada contra España

Nuevas OCM del vino, los cereales, la leche y los frutos secos

Las subvenciones desaparecen, pero no las causas por las que se crearon

La apertura a las importaciones es una concesión a los grandes grupos industriales

Crisis ecológica y despoblación, las consecuencias de la nueva PAC

¿Problemas coyunturales?

Excedentes sobre la producción prevista, cupos, penalizaciones y tasas son plagas tan habituales ya como las sequías o el granizo. Europa ha cambiado la mentalidad del agricultor español, que es cada vez más burócrata. A su pesar.

Cuando, en la pasada cosecha, España rebasó en un 25% su cuota de producción de maíz, los productores más eficientes fueron los más penalizados. Cuando se anuncian grandes excedentes de vino, son las Denominaciones de Origen de más calidad y menor producción las principales perjudicadas. La sequía es imprevisible, pero los criterios económicos de Bruselas lo son igualmente. Y más peligrosos.

La nueva Política Agrícola Común

La puesta en marcha de la Política Agraria Común (PAC) traerá consigo un empeoramiento de las condiciones para los agricultores y ganaderos y un descenso de la calidad y la seguridad de los productos alimenticios. La nueva PAC se está diseñando fragmentariamente, con la excusa de la ampliación al Este, pero con la vista puesta sobre todo en Estados Unidos y en los acuerdos mundiales de libre comercio.

A la industria europea le convienen las importaciones agrícolas de Norteamérica, a cambio de contrapartidas industriales y financieras. A los políticos cortos de miras les convienen las importaciones del Tercer Mundo, que reducen teóricamente la inflación. A todos, por supuesto, les parece el momento de acabar con las ayudas a la producción agrícola

La nueva PAC tiene un carácter ultraliberal y globalizador. Y olvida el origen de las ayudas, creadas para compensar la pérdida de renta agraria que supuso la entrada en la Unión Europea y para hacer a Europa autosuficiente en alimentos y materias primas. Una PAC más justa es necesaria y es posible.

Con la nueva PAC, habrá menos agricultores, y parte de las actividades actuales dejarán de realizarse, lo que puede derivar en la desaparición de muchos cultivos y de muchos pueblos y aldeas. La modulación de ayudas, por otro lado, favorecerá a las explotaciones minifundistas e ineficaces, gestionadas como actividad secundaria, y también a las grandes explotaciones en manos de sociedades anónimas. Perjudicados, los agricultores profesionales que viven en y del campo y que producen alimentos de calidad.

Con ocasión de la reforma pesquera, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Miguel Arias Cañete, aseguró que «la reforma propuesta por la Comisión Europa vulnera el Derecho Comunitario y podría no ser legal». Es el caso de repetirlo para la agricultura. A juicio del ministro, aquella situación supuso «una quiebra del principio de confianza, del principio de contratación de las partes y una vulneración global de diversos principios jurídicos que afectan al desarrollo regional».

El vino, por ejemplo

Por la reforma europea y por la especulación en el sector, los vitivinicultores acusaron el año pasado una reducción del 44% en sus rentas. Además, el sector ha visto caer en casi un 70% el precio de la uva en las dos últimas campañas. En la uva, como en el cereal, se mantienen los precios en pesetas constantes de hace 20 años pese al incremento en los costes de producción y pese a la inflación.

Es preciso reforma la agricultura española, controlar las producciones y quitar viñedos ilegales. Todos los esfuerzos serán pocos, y ninguno bastará si en algún despacho de Bruselas o en el mercado de materias primas de Chicago se ha decidido que Europa no se merece una agricultura independiente.

Ofensiva importadora, dumping y competencia desleal

El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vino de Málaga, José María Rodríguez, aseguró la pasada semana que EEUU había aprobado una norma por la que se pueden producir en América vinos como Rioja, Jerez o Málaga, aunque la uva sea estadounidense.

El Gobierno de La Rioja y la Junta de Andalucía reaccionaron contra esta posibilidad y han anunciado la presentación de un recurso contencioso ante el Tribunal de la Haya. Estados Unidos desde 1997 permite el uso de las denominaciones Málaga, Jerez, Chablis, Madeira, Oporto, Borgoña, Burdeos, Tokay o Champagne para vinos producidos en su territorio, al considerarlos «semigenéricos». El desequilibrio de fuerzas entre Estados Unidos y Europa es una causa más de preocupación.

Por Pascual Tamburri Bariain, 22 de agosto de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.