Eta vuelve a matar

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de septiembre de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.

Eta ha vuelto a asesinar en medio del clamoroso silencio del nacionalismo vasco. Cuatro guardias civiles heridos y un cabo muerto son el resultado de una bomba – trampa colocada en una pancarta nacionalista ilegal que la patrulla se disponía a retirar.

A la una menos diez de la tarde del martes 24 de septiembre quince quilos de explosivos acabaron con la vida del cabo Juan Carlos Beiro Montes, nacido en el año 1970 en el municipio asturiano de Langreo, casado y con dos hijos. El atentado tuvo lugar en la carretera NA-1300, en el puerto de Urto, a pocos metros del límite entre navarra y Guipúzcoa, cuando una patrulla del puesto de Leiza acudió a retirar una pancarta. Según el delegado del Gobierno en Navarra, José Carlos Iribas, la pancarta «tenía el anagrama de ETA» y había sido colocada por militantes de Batasuna. Uno de los heridos más graves es el sargento comandante de la casa cuartel de Leiza, Miguel De los Reyes Morata. El explosivo fue accionado probablemente por control remoto o con un mecanismo ligado a la propia pancarta.

Aunque oficialmente se dio en principio sólo la cifra de tres heridos y un muerto, un cuarto agente acudió a los servicios de urgencias de la Clínica San Miguel de Pamplona, para ser atendido de sus lesiones. El agente, que no tiene destino en Leiza sino en Andalucía, se encontraba de vacaciones y sufrió una conmoción y contusiones al encontrarse casualmente cerca del lugar del crimen.

El pronóstico de todos los heridos es reservado, aunque la mayor gravedad corresponde a las heridas del sargento De los Reyes.

Comando Navarra

Tras el atentado compareció en el lugar de los hechos el delegado del Gobierno, Iribas, que mostró su condena y su decisión de combatir el terrorismo «hasta llevar a todos los etarras a la cárcel». En medios policiales se consideraba hace varias semana la existencia de un comando Navarra operativo, del que se desconocía la composición y los medios y se temían delitos inminentes. El Comando navarra era la «reserva estratégica de Eta» y el crimen de Leiza es la respuesta de la banda a las últimas detenciones y al error de basurto, que llevó a dos etarras a la muerte el lunes 23 de septiembre.

Condenas

Se suceden las condenas oficiales, aunque por el momento sólo el ministro Acebes ha visitado Navarra. Por su parte, el presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz transmitió su pesar a las familias de los cinco funcionarios, y mostró su «condena más enérgica de esta cuadrilla de criminales que no pretenden más que sembrar el pánico». Con palabras muy similares a las empleadas hace veinticinco años por Rodolfo Martín Villa, el ministro de Administraciones Públicas, Javier Arenas, también mostró hoy su «pesar» por el atentado y afirmó que «pese a que quedan horas amargas la democracia está ganando la batalla al terrorismo».

Todos los muertos son iguales …

El nacionalismo vasco, en su versión terrorista, rebasa con creces el millar de asesinatos en las últimas décadas. Sin embargo, al nacionalismo sólo le interesan sus propios muertos. En declaraciones exclusivas para elsemanaldigital.com, Silvestre Zubitur, portavoz de Unión del Pueblo Navarro en el Ayuntamiento de Leiza (gobernado por Batasuna) ha expresado su temor de que el alcalde de Leiza dé más importancia a la muerte accidental de dos terroristas el lunes que al asesinato del martes.

En todo caso, Batasuna no condenará el atentado. Y el nacionalismo en su conjunto, aunque lo condene, lo vinculará a «la situación de violencia y de falta de libertad que padece Euskalherria».

… pero unos son más iguales que otros

Los últimos atentados mortales en Navarra han dado lugar a impresionantes muestras de dolor y de repulsa popular. Manifestaciones enormes y rabia contenida que surgirían también sin duda en este caso. Unión del Pueblo Navarro, partido mayoritario y gobernante, consideró «una burla criminal y macabra hacia el Estado de Derecho» el atentado de Leiza, ante el que llamó a la sociedad navarra para que «manifieste su repulsa y mantenga vivo el Espíritu de Ermua que consiguió poner contra las cuerdas a los terroristas y quienes les amparan». Sin embargo, las instituciones navarras, por el momento, a diferencia de lo sucedido por ejemplo al morir asesinados algunos concejales, no han convocado al pueblo para que exprese libremente su dolor. Sólo se prevén los minutos de silencio habituales y tres días de luto oficial.

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de septiembre de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.