Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de septiembre de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.
Rodrigo Rato no está contento. El ministro de Economía y Hacienda español, como el mismo José María Aznar, sienten que España ha sido traicionada por sus socios europeos con el cambio de planes en las finanzas de Bruselas. El aplazamiento del plan europeo de estabilidad suena a renuncia y a rendición. Algunos países socios no han estado a la altura de las circunstancias y su incapacidad arrastra a todos.
Pero Europa no es un aula con niños díscolos y otros más aplicados. Europa, para bien o para mal, es una familia que comparte techo y cartera, y en la que no caben políticas económicas dispares. Esto ya lo sabía el Partido Popular, como el PSOE, cuando aceptó la unión económica y monetaria. Estrictamente hablando, puesto que existe una moneda única y un único Banco emisor, España carece de independencia económica, y sus finanzas no pueden ser muy diferentes a las de sus socios.
Si una mayoría de los gobiernos europeos creen necesitar más tiempo para la estabilidad, o incluso prefieren renunciar ahora a sus planes anteriores, España no tiene más opción que adaptarse o romper la baraja. Si José María Aznar cree que un retorno a las políticas de déficit público en Europa es negativo para España, ha de actuar en consecuencia: o consigue que Europa cambie, o saca a España de la zona euro. De nada sirve presentar al mundo los «deberes hechos» por España.
La cuestión afecta a la independencia del país, pero eso ya era sabido al aceptar el tratado de Maastricht. Y la cuestión implica en gran medida a la gente común, a los ciudadanos de a pie: sea cual sea, España necesita que la política económica de Europa se adapte a sus necesidades reales más que a los dogmas teóricos y más que a los intereses extranjeros. No debe olvidarse que España, con o sin estabilidad, con o sin déficit, tiene un desempleo superior a la media europea y una importante divergencia en rentas respecto a la Unión. España necesitar creer en sí misma y adoptar una política de crecimiento. El sucesor de Aznar será elegido por el pueblo español, no por los teóricos de las finanzas ni por los eurócratas.
Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de septiembre de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.