Por Pascual Tamburri Bariain, 3 de noviembre de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.
La juventud educada por el PNV nutre las filas de Eta
Más de la mitad de los vascoparlantes es favorable a la independencia
Únicamente el 7% de los vascos que no habla vascuence se preocupa por temas políticos
El Nacionalismo cree que el País Vasco es una nación por el hecho de poseer una lengua propia. Esa lengua, minoritaria en las tres provincias ascas, es próvida en el sistema educativo. Junto a ella se promueve el nacionalismo. El resultado, la kale borroka y el reclutamiento de Eta.
El nacionalismo vasco ha fracasado en su proyecto de politizar el vascuence. Sólo el 35% de la población de la Comunidad Autónoma del País Vasco lo entiende, mientras que un 28% lo puede leer, un 26% lo habla y un 25% lo escribe. Después de décadas de monopolio cultural y educativo, de miles de millones invertidos, de tiempo distraído de otras disciplinas académicas, no es demasiado. En Navarra, menos del un 15% de la población habla o entiende el vascuence, pese a la enorme presión política.
Como desde hace siglos, el porcentaje de vascoparlantes es mayor en Guipúzcoa (47%) que en Álava o en Vizcaya. En Navarra, con más vascófonos que la misma Álava (alrededor del 15%), el vascuence es un hecho rural, tradicional o, por otro lado, políticamente impuesto a los militantes nacionalistas urbanos, cuya lengua materna es el español mayoritariamente.
Sin embargo, donde sí ha triunfado el nacionalismo es en la mentalidad social. Ocho de cada diez vascos desean llegar a una situación de bilingüismo: según una encuesta del propio Gobierno Vasco, los castellanoparlantes prefieren educar a sus hijos en vascuence para no cerrarles salidas profesionales en la Administración para beneficiarse de los centros educativos vascófonos, siempre privilegiados.
Políticamente la lengua ha sido convertida en un foso insalvable por los gobiernos nacionalistas y por la dictadura social nacionalista. La mayoría absoluta de las personas que hablan vascuence en el País Vasco es favorable a la independencia y el 32% no sabe o no contesta. Por el contrario, un tercio de los castellanohablantes se muestra abiertamente contrario a la independencia al plan de Ibarretxe, y otro tercio no sabe o duda.
La mayor victoria nacionalista es la desmovilización de sus adversarios. El 35% de los vascoparlantes está interesado en la política, pero sólo el 7% de los vascos que sólo hablan castellano muestra gran interés por temas. El 84% de los vascoparlantes se siente sólo vasco, mientras que tan solo el 16% de los castellanohablantes se siente español. La movilización inducida del mundo nacionalista se apoya en la desmovilización de los inmunes al mensaje nacionalista.
La cultura como arma
La estrategia nacionalista pretende a largo plazo promover el uso del vascuence, e instaurar a corto plazo la idea de que la existencia del vascuence da a «Euskal Herria» categoría de nación. Para los buenos alumnos, habrá cultura y medios. Para los vascos que se aferren al castellano, sólo marginación. Por su nivel de estudios, los vascoparlantes cursan más estudios secundarios (35%), al tiempo que los castellanohablantes se limitan más a la enseñanza obligatoria (39%). En proporción, un 8% más de ascoparlantes que de castellanohablantes va a la Universidad. El 58% de los vascoparlantes es lector diario de periódicos frente al 46% de los que no lo hablan.
La juventud nacionalista
Estos datos deben interesar tanto a las autoridades educativas como a las policiales. Porque casi el 60% de los jóvenes «euskaldunes», producto del modelo de enseñanza pactado entre PSOE y PNV, son independentistas. Se ha revelado ahora que la estructura de la «kale borroka» sigue en pie, tal y como la diseñó hace una década el etarra «Txelis». Las juventudes nacionalista siguen disciplinadamente los dictados de Eta: en octubre han descendido un 64,86% los actos de violencia, por orden expresa de la dirección etarra.
Por Pascual Tamburri Bariain, 3 de noviembre de 2002.
Publicado en El Semanal Digital.