El papel de España en Irak

Por Pascual Tamburri Bariain, 23 de julio de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.

Hoy por hoy los intereses inmediatos de España – su unidad, el eje atlántico, el frente mediterráneo y la cuestión magrebí – no parecen mal defendidos, por extraño que parezca, en Irak.

España, potencia de segunda o tercera fila, se dispone a realizar un importante esfuerzo militar. En el contexto de las operaciones internacionales en Mesopotamia, mil trescientos hombres y mujeres de uniforme van a arriesgar sus vidas a miles de kilómetros de su patria.

El apoyo indirecto a Estados Unidos, primero, y la intervención humanitaria en la estabilización de Irak, después, han sido motivos de debate político en España. Un debate agrio y difícil como pocos, en el que el Gobierno no ha sabido hacer llegar a la opinión pública sus razones y en el que la oposición ha mostrado un bajísimo perfil de Estado. Pero, visto que la misión militar no va a terminar de inmediato, es oportuno que unos y otros expongan ante el pueblo sin inéditos pudores sus posturas.

En Irak ha habido una guerra, en la que los angloamericanos, por razones políticas y económicas, han derribado el régimen político de Sadam Hussein. Tanto los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 como la supuesta posesión de armas peligrosas por parte de Irak nunca han sido más que razones secundarias, propagandísticas. En Irak Estados unidos ha combatido una guerra imperial, porque Estados Unidos es el único Imperio mundial, con intereses realmente globales y con capacidad militar y económica realmente planetaria.

Se habla de realidades, no de ensueños y de utopías. Oponerse a la guerra de 1991 tenía más sentido que oponerse a la de 2003. En un mundo bipolar o multipolar, en efecto, había alternativas reales al imperio estadounidense. Hoy, no, en opinión tan poco sospechosa como la de José Javier Esparza. Washington tiene poder mundial, sin que se entrevean a corto plazo otras opciones. El Derecho Internacional no es auténtico Derecho, y los Estados, en función de sus medios, de su voluntad y de sus intereses, defienden sus parcelas de poder en el mundo. Estados Unidos, que acumula más medios, más voluntad y más intereses que nadie, actúa en consecuencia.

Detrás del Imperio Americano hay un modelo basado económicamente en el capitalismo absoluto, políticamente en la democracia de partidos y moralmente en el individualismo weberiano. España es hoy un protectorado militar norteamericano, y lo es desde tiempos de Francisco Franco. España, además, comparte el modelo americano, como toda Europa, y permanece en todos los sentidos a la sombra de Washington. Tal vez en el futuro Europa, o China, o India, puedan emanciparse de Estados Unidos. Pero no hoy, porque ni tienen los medios, ni los intereses, ni sobre todo la voluntad ni el modelo.

Por eso, aceptar un «papel subordinado» en Irak no es ningún desdoro para la España de 2003. Podría haberlo sido para la España de Felipe II, pero hay que recordar que España, a falta de una vocación imperial, bastante hará con defender sus intereses nacionales, limitados, dentro de una política realista. Ojalá pudiese pronto pensarse en otra cosa, pero hoy por hoy los intereses inmediatos de España – su unidad, el eje atlántico, el frente mediterráneo y la cuestión magrebí – no parecen mal defendidos, por extraño que parezca, en Irak.

Por Pascual Tamburri Bariain, 23 de julio de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.