Por Pascual Tamburri Bariain, 31 de enero de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.
Técnicamente se conoce por «gerrymandering» la operación por la que las circunscripciones electorales se recortan y se dotan de escaños en disputa teniendo más en cuenta la distribución previsible de los votos que un criterio democrático de representatividad. Se trata, en suma, de dar más valor ilegítimamente a los votos afines a quien gobierna y define los distritos electorales. Universalmente se considera el «gerrymandering» una práctica incompatible con la democracia: la voluntad del pueblo soberano queda supeditada a decisiones de los políticos.
España es una democracia, y aunque no guste su ley electoral o los actuales distritos, nadie discute que sea un Estado democrático de Derecho. Pero hay quien no desea que siga siéndolo. En Álava, los nacionalistas vascos – todos, de Batasuna al PNV pasando por EA – están tramitando una modificación electoral que restaría peso a Vitoria y Llodio (la capital y la primera ciudad, con el 94% del censo provincial) para dárselo a los distritos rurales (el 6% del censo). De esta manera, los pueblos de Álava contarían con un 20% de los representantes en la Diputación Foral.
No es casualidad. El voto urbano en Álava es masivamente constitucionalista – PP, PSOE, UA – mientras que el nacionalismo y el terror imponen la ley de la coacción en el campo. Con este pucherazo digno de Romero Robledo, Ibarretxe y sus aliados tratan de reconquistar Álava para el nacionalismo. A cualquier precio. La nueva Ley electoral a Juntas Generales es una maniobra antidemocrática del nacionalismo para controlar un baluarte que la alianza nacionalista exige de cara a la independencia: Álava.
Para el nacionalismo no importa el principio de «un hombre, un voto». El nacionalismo quiere que no haya más votos que los suyos. Unos matan para lograrlo. Otros preparan leyes – trampa. Juntos, se enfrentan desde la prepotencia a la voluntad de los alaveses. Pero ya antes Navarra supo resistírseles, y en Ajuria Enea crece el miedo a que Álava siga precisamente ese ejemplo.
Por Pascual Tamburri Bariain, 31 de enero de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.