Una perspectiva de terror municipal

Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de febrero de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.

Me siento obligado a comentar en primera persona el asesinato de Joseba Pagazaurtundua. No porque lo haya conocido, sino porque por muchas razones su muerte me va a afectar. En realidad, va a afectar, en estos meses de campaña electoral, a toda la vida de los pueblos y pequeñas ciudades a Navarra y del País Vasco. Y yo vivo en uno de esos pueblos.

La democracia representativa española, en su forma actual, tiene virtudes y defectos. Una de sus características más discutibles es que hace descansar la base de la vida pública en unos miles de hombres y mujeres – concejales, alcaldes y empleados municipales – que no reciben una compensación adecuada por un trabajo creciente y que hasta ahora no han dispuesto de los medios para resolver las tareas cada vez más numerosas que se les asignan. En consecuencia, es muchas veces difícil, fuera de las ciudades, encontrar personas capacitadas dispuestas a afrontar una campaña electoral – contra sus convecinos – y cuatro años de fatigas.

Todos somos conscientes de que éste es un problema en vías de resolución, si realmente las regiones transfieren a los municipios los recursos y las competencias que éstos pueden desempeñar mejor. Aun así, en este 2003 no es sencillo contribuir a que un partido presente su mejor rostro y los mejores candidatos posibles. Pero el problema es nacional.

La muerte de Joseba Pagazaurtundua añade más dificultades a este esfuerzo. En general una concejalía no es apetitosa para nadie salvo para personas con vocación de servicio (en el mejor de los casos) o de defender mejor sus propios intereses (en el peor). La vocación que no se puede pedir a un candidato a concejal, o a empleado municipal, es la de mártir. La muerte de Pagazaurtundua hará en bastantes casos difícil o imposible la presentación de candidaturas no nacionalistas, y hará en todo caso que personas válidas y motivadas se retraigan, empeorando la calidad objetiva de las listas que los partidos españolistas presenten. El PP, UA, UPN, el mismo PSOE salvo allí donde abiertamente es nacionalista y las propias listas de independientes afrontan ahora semanas decisivas.

Tengo el orgullo de decir que en Olite, Navarra, habrá candidatura municipal de Unión del Pueblo Navarro, e incluso del PSOE. Pero no tengo la misma seguridad respecto a muchos pueblos del Norte de la provincia. Tal vez, ante la nueva ofensiva de terror, mis viejos amigos de Leiza me recuerden la antigua oferta de ayuda. Pues bien, si es preciso seré candidato a concejal en las fronteras de Guipúzcoa. Pero es una solución falsa para un problema que no admite espera: en estos montes y en estos campos bellísimos no hay libertad, no hay democracia y no hay Estado de Derecho. Cualquier solución, ordinaria o extraordinaria, debe tomarse de inmediato. Eso importa mucho más que unas elecciones municipales en las que, además, también van a votar las armas.

Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de febrero de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.