Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de abril de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.
Pasando por encima de todo, no hay que olvidar la realidad esencialmente municipal de estas elecciones. Si un Ayuntamiento puede dar un servicio mejor que una Comunidad Autónoma ¿por qué no hacerlo?
Las elecciones del 25 de mayo se están viviendo, al menos en los partidos mayoritarios, como unas primarias de las elecciones generales de 2004. Tanto el presidente del Gobierno como sobre todo el líder del principal partido de la oposición se han volcado en la lucha electoral. Sin embargo, éstas son, en toda España, unas elecciones municipales, y también autonómicas en la mayor parte del territorio nacional.
No hay que olvidarlo. En la distribución funcional y territorial de poderes inherente a la Constitución de 1978 el nivel más básico, el municipal, ha sido constantemente menospreciado. La causa primera de esa devaluación ha sido el interés global de los grandes partidos, que han conseguido hacer de los municipios una sucursal de sus decisiones. Sin embargo, los Ayuntamientos y las Diputaciones siguen prestando a los ciudadanos servicios esenciales con una eficacia que para sí quisieran otras Administraciones.
El Partido Popular ha anunciado una revolución en los Ayuntamientos: terminado el proceso autonómico y cerradas las transferencias a esas Comunidades, es el momento de que éstas transfieran o deleguen tareas y medios en las Administraciones locales. Si un concejo, un municipio, una mancomunidad o una provincia puede dar un servicio mejor, más cercano y más eficaz ¿por qué no hacerlo?
Hay muchos intereses opuestos. De unos, los de los partidos y en especial el PSOE, ya se ha hablado. De otros, los de los caciquismos residuales enquistados en la autonomías, es mejor no hablar. A algunos más, en fin, como son los de los nacionalismos separatistas, va a haber ocasión verlos en acción en las próximas semanas. Pero todos estos male y todas estas resistencias reaccionarias tienen un buen remedio en la atribución directa a los Ayuntamientos, por parte del Estado, de la dignidad, los recursos y las competencias que sea preciso. Pasando por encima de todo, no hay que olvidar la realidad esencialmente municipal de estas elecciones.
Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de abril de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.