Un mitin en el infierno (y alrededores)

Por Pascual Tamburri Bariain, 19 de mayo de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.

Alsasua fue un pueblo con encanto, como tantos de la Montaña navarra. Pueblo de hayedo, robledal y pastos, de ganaderos y agricultores, de sólidas casas de piedra y de no menos sólidas tradiciones. La llegada del ferrocarril en 1863, su transformación en nudo de comunicaciones, el rumor incesante de la Nacional I y la industrialización, junto al mal gusto urbanístico y arquitectónico, han creado la Alsasua de hoy. Una pequeña ciudad, sin embargo, con muchas posibilidades. Una candidata a la alcaldía, María Antonia Román, se propone regenerar a partir del 25 de mayo Alsasua, conjugando las necesidades del siglo XXI con las raíces más profundas.

Podría ser la historia de tantos pueblos y ciudades de España, y de tantos hombres y mujeres ilusionados por servir a su país desde los Ayuntamientos. Pero no es el caso de Alsasua. En Alsasua hay cosas más graves en discusión. María Antonia, que es empleada de Correo, vive y trabaja con escolta, porque no es candidata de un partido independentista. María Antonia, que es trabajadora, esposa y madre, está amenazada de muerte por el nacionalismo armado, porque encabeza una candidatura españolista de centro-derecha.

El sábado 17 de mayo asistimos al ensayo general de qué puede esperar María Antonia de sus convecinos nacionalistas cuando sea concejala y, quizás, alcaldesa. Antes, durante y después del mitin electoral de Unión del Pueblo Navarro, la candidata y el propio presidente del Gobierno de Navarra fueron insultados, amenazados y rodeados por la turba independentista.

A la amenaza etarra y a la descalificación peneuvista que la acompaña se ha unido el hostigamiento callejero. El nacionalismo no quiere que en Alsasua haya democracia, y teme que haya verdadera libertad, y éste es el resultado. El nacionalismo, enfrentado a la realidad y a la voluntad libre de la gente, esgrime a la vez la mentira, las bombas y los más enrevesados proyectos políticos.

Creo que María Antonia podría ser una excelente alcaldesa de Alsasua, y por eso me honra haber servido para completar su candidatura. Creo que los cientos de votos de la derecha españolista y regionalista merecían una opción que no habían tenido desde 1975. Creo, por encima de todo, que además de un buen programa de trabajo, mi alcaldesa es, en aquella frontera incierta, una bandera de España y de la libertad.

Por Pascual Tamburri Bariain, 19 de mayo de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.