Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de mayo de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.

En el corazón, o en el centro si se prefiere. Importa poco. Unión del Pueblo Navarro, el socio navarro del partido Popular, ha demostrado su fortaleza en las elecciones del 25 de mayo. Pese a la difícil coyuntura, los regionalistas han aumentado su número de votos, de concejales, de alcaldes y de parlamentarios. Duplican con creces la fuerza del segundo partido, que es el socialista. Y sobre todo han hecho imposible la presencia de nacionalistas en el Gobierno de Navarra, que los dirigentes socialistas estaban dispuestos a promover con tal de conquistar el poder.

UPN ha hecho aún más. Para alcanzar una mayoría estableen esta legislatura, se han sentado ya las bases para un Gobierno de coalición con Convergencia de Demócratas Navarros. Este partido -teóricamente centrista, en la práctica un ejercicio de cesarismo a cargo de Juan Cruz Alli- nació precisamente como escisión de UPN, y colaboró estrechamente con la izquierda y los nacionalistas. Que el partido de Miguel Sanz negocie con CDN y esté dispuesto a cualquier concesión es una muestra de generosidad política, y de patriotismo.

Las elecciones han demostrado dos cosas esenciales en Navarra: que un centro-derecha patriótico está y estará largo tiempo en el centro de la vida política y social de la Comunidad, siendo todo lo de más marginalidad y fósiles políticos; y que la claridad, la firmeza y la dignidad en la defensa de España y de la libertad son electoralmente rentables. Sin complejos, España tiene bien guardada aquella parte del Frente Norte.

Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de mayo de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.