Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de julio de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.
Aznar, en caso de complicaciones muy graves en la frontera Norte o en la frontera Sur, podría tomar una decisión muy diferente a la esperada.
Todo parece decidido, pues nadie se atreve ya a mencionarlo, y mucho menos a discutirlo: José María Aznar se va. Deja, en realidad, la presidencia del Gobierno, y diferidamente la de su Partido. Esto no quiere decir que deje la vida pública, ni mucho menos, pero la cuestión sucesoria está abierta.
Hay unos mecanismos democráticos previstos para esa sucesión – como candidato popular a la Moncloa, en primer lugar. Todo hace pensar que José maría Aznar va a respetar escrupulosamente la letra y el espíritu de esos mecanismos, que va a haber votaciones, e incluso que éstas van a ser secretas y posiblemente reñidas. También es previsible que las indicaciones de Aznar sobre sus propias preferencias, si las manifiesta, serán muy tenidas en cuenta.
Todo esto va a suceder en otoño de 2003. Será una fecha memorable, porque por primera vez en toda la historia democrática y parlamentaria española un gobernante con respaldo amplísimo y con garantías de mantenerlo va a renunciar al poder por propia decisión. Se trata de que sea un ejemplo. Pero ese ejemplo no llega en el mejor momento para España.
Otoño de 2003 va a ser, también, una época memorable por una conjunción de sucesos políticos no del todo deseada. En los próximos meses las relaciones entre España y su vecino-enemigo del Sur van a pasar por su por momento en décadas, ya que no puede aplazarse más el problema saharaui y el problema migratorio. Al mismo tiempo, España va a verse implicada en el hormiguero iraquí con sus tropas. Y sobre todo, también en ese mismo momento, el nacional-terrorismo vasco va a lanzar su órdago definitivo a la democracia española.
Rato, Rajoy, Mayor, Gallardón, Acebes, y al menos una docena más de nombres ilustres estarán entonces en la «carrera sucesoria». No hay duda de que, en circunstancias de conflicto, cualquiera de ellos haría lo mejor en defensa de los intereses de España. No puede decirse lo mismo, por desgracia, de la actual dirección federal del PSOE.
También es verdad que desde el 25 – M todo es posible, porque el crédito personal de Aznar no tiene límites. Y la decisión de Aznar tiene las dos salvedades recordadas recientemente por Julián Lago: Marruecos y el País Vasco. Lago sabrá con qué fundamento habla, pero nadie ha negado nunca que Aznar, en caso de complicaciones muy graves en la frontera Norte o en la frontera Sur, podría tomar una decisión muy diferente a la esperada.
Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de julio de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.