Los cobardes son muchos

Por Pascual Tamburri Bariain, 23 de agosto de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.

Si algo sabe ya el pueblo español es que este político, a diferencia de otros, hace lo que dice cueste lo que cueste. Así que, en Ferraz, harían bien en buscar un insulto más acorde con el carácter de Aznar.

Extraños asesores trabajan sin cesar en la sede socialista de Ferraz. Trabajo incansable, sin duda, porque para José Luis Rodríguez Zapatero las vacaciones han sido breves, y el fiel Caldera aún no ha descansado desde las elecciones. También los asesores, los consejeros, los fabricantes de ideas y los productores de discursos están cansados. Necesitan unas vacaciones, porque ciertas decisiones de las últimas semanas no pueden tener otra explicación.

Por ejemplo, la insistencia del PSOE en el tema iraquí; la concreción de ese asunto en la persona de José María Aznar; y, por encima de todo, la etiqueta de «cobarde» machaconamente adherida al apellido de éste. Y la cosa es difícil de entender.

Es muy cierto que la política española en Irak no ha sido bien explicada, al menos para el hombre de la calle. No se ha dicho con suficiente claridad cuáles son los intereses nacionales españoles que nos han hecho asumir el riesgo de una posición diplomática atrevida y el riesgo -tristemente verificado- de una presencia militar en la zona de conflicto. Los españoles necesitan conocer mejor las razones del Gobierno, que en gran medida son profundamente españoles y claramente comprensibles. Hace falta, en la Moncloa y en la calle Génova, un esfuerzo en este sentido; y otro para eliminar del discurso público tópicos humanitaristas y retóricas pseudopacifistas que, en el fondo, nada tiene que ver con las decisiones de Aznar.

Pero de ahí a poder llamar «cobarde» al presidente del Gobierno hay mucho trecho. Porque si algo sabe ya el pueblo español es que este político, a diferencia de otros que lo fueron y de otros más que querrían serlo, hace lo que dice cueste lo que cueste. Y precisamente el caso iraquí ha sido un buen ejemplo. El líder del PP habría tenido problemas y más votos con una postura ambigua, neutra y gris; o con la sumisión total a los intereses del capitalismo franco-alemán. Pero esos intereses no coincidían con los de España, y Aznar creyó que los de Estados Unidos en parte sí. Y ninguna cobardía le detuvo, una vez adoptada su decisión. Así que, en Ferraz, harían bien en buscar un insulto más acorde con el carácter de Aznar.

Por Pascual Tamburri Bariain, 23 de agosto de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.