Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de octubre de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.
Tanto en el terreno empresarial como en todos los demás, la encrucijada del Norte es Navarra. La «vía autonómica navarra» era correcta, mientras que la «vía vasca» necesita urgentes correcciones
Nadie se ha asustado y muy pocos se han sorprendido por las declaraciones de José María Cuevas, haciendo un balance de los éxitos en la lucha contra el nacionalismo armado: en efecto, nada malo sucedió cuando Batasuna quedó fuera de la Ley, ni cuando el diario Egin desapareció. Tampoco sucedería nada si el Gobierno emplease más recursos legales y legítimos en defensa de la libertad de los españoles, para garantizar los derechos de todos y la unidad constitucional de España.
La importancia de estas declaraciones en boca del representante de los empresarios es grande. Lo es, sobre todo, cuando el nacionalismo armado ha vuelto a demostrar su capacidad de atacar el aparato productivo, cuando el atentado a la empresa Olloquiegui vuelve a infundir miedo a los empresarios vascos y navarros. Sin libertad -incluyendo en este caso libertad de empresa- no hay Estado de Derecho.
Tanto en el terreno empresarial como en todos los demás, la encrucijada del Norte es Navarra. Ha dicho Jaime Ignacio del Burgo y ha recordado Miguel Ángel Rodríguez que «en los juegos peligrosos puede pasar cualquier cosa». Y el nacionalismo vasco está jugando en este caso un juego muy peligroso, que le puede dar grandes éxitos, pero también grandes disgustos. En Navarra se ha demostrado, por otra parte, que una identidad regional fuerte y una descentralización amplísima -una identidad más fuerte que la vascongada y unas competencias más amplias que las del gobierno vitoriano- no son incompatibles con una inextirpable conciencia de pertenecer a España, de ser España, de ser españoles.
Si los empresarios navarros no pagan el impuesto revolucionario, si los navarros no votan a los nacionalistas, si sus representantes no quieren ni oír hablar del plan Ibarretxe, se demuestra que en camino autonómico emprendido en 1978 la «vía navarra» era la correcta, mientras que la «vía vasca» necesita urgentes correcciones si se quieren evitar males mayores.
Aún hay más. Dicen ahora los nacionalistas vascos que respetarán la voluntad de los navarros y que «los navarros decidirán». Algo tarde, pero la concesión es de agradecer. Ahora bien, hay que advertir un hecho esencial en todo esto: los navarros sólo pueden decidir ser españoles, ya que su capacidad de decisión, como parte del pueblo español, está indisolublemente unida a ese único sujeto constitucional de la soberanía. Ni vascos, ni navarros, ni extremeños, pueden ser otra cosa que españoles; podrá discutirse su organización administrativa, que en el futuro cambiará como ha cambiado en los últimos milenios. Pero poner en discusión la común pertenencia a España, definida en todo ese tiempo, es una nueva e inadmisible trampa nacionalista.
Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de octubre de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.