Crecen los enanos o desaparece la ilusión

Por Pascual Tamburri Bariain, 22 de diciembre de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.

Lo peor de nuestro sistema autonómico viene de esta mentalidad pesimista y miope, compartida por Chaves y Suárez. Desde 2004 habrá que impedir nuevos errores y que corregir los antiguos.

En el circo socialista todo es posible en este 2003 que agoniza. Junto a defensas válidas y ortodoxas de la unidas nacional -aunque en algunos casos habría que ver dónde termina el patriotismo y dónde empieza el cálculo- hay un amplio muestrario de deslealtades en acto o en potencia. Hay socialistas vascos de la mano de Ibarretxe. Hay socialistas catalanes de la mano de Carod-Rovira. Y ahora, a modo de sainete, el presidente de la Junta de Andalucía presenta su propio plan de secesión fiscal.

No es cosa de broma, aunque lo parezca. Que Chaves no sea un político de gran envergadura, como no lo es y nunca nadie ha pretendido que sea, no hace aceptable un gesto que como mínimo puede definirse dentro de lo inconcebible y como máximo dentro de lo absurdo. Chaves es consciente de que Andalucía y los andaluces ni comparten su postura ni tienen nada que ganar con ella. Pero todos, incluso el preclaro Chaves, somos conscientes de que la salida de tono de Sevilla legitima el pacto contra natura de Maragall y los futuros chalaneos de Vitoria (así como los ya evidentes en Navarra).

Hay quien opina que todo este desorden en las filas socialistas se debe a la cercanía de marzo de 2004, cuando se pondrá en juego La Moncloa, y en el mejor de los casos Zapatero sólo podría hacerse un puesto al sol con apoyos comunistas y secesionistas; apoyos que de alguna manera deberían ser recompensados, y que deben irse preparando con gestos como en de Chaves.

En realidad, si hay que pensar en 2004 en términos socialistas, es más bien por las derrotas que pueden venir. Y así, tanto el razonamiento de Maragall, como el de una parte creciente del PSE y ahora el de Chaves no van encaminados a cimentar la conquista del poder central, sino más bien a prever una derrota de Zapatero. Piensan muchos dirigentes del PSOE, a lo que se ve, que si el PP renueva sus responsabilidades de Gobierno es mejor concentrar poder en la periferia. Poco importa la deriva secesionista así fomentada, porque no hay sentido del Estado.

Lamentablemente esto no es una novedad en nuestra democracia. En la Transición la UCD gestionó el poder con la misma mentalidad, anteponiendo objetivos políticos de partido y a corto plazo a los intereses generales de la nación. Algunos defectos de nuestro sistema autonómico vienen de esta mentalidad alicorta y de esta política de cabotaje, practicada hoy por la generación de Chaves, pero iniciada por Adolfo Suárez. La legislatura que se abre dará la oportunidad de impedir nuevos errores y de corregir los antiguos.

Por Pascual Tamburri Bariain, 22 de diciembre de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.