Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de febrero de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.
13 de febrero. Ana Palacio ha presentado, en los últimos días y en nombre de España, sus propuestas para solucionar el conflicto de Oriente Próximo. España afirma que ha de haber una solución de conjunto, que garantice para todos los pueblos, para todos los Estados y para todas las personas la paz, la seguridad y la posibilidad de un desarrollo humano aceptable. Y España se ha comprometido a prestar toda su colaboración en esta empresa.
No hay que pensar que nuestro Gobierno se haya convertid de repente al franciscanismo político, y practique una generosidad omnímoda. Es interés muy concreto de España que haya paz en el Mediterráneo, y tanto más que la haya en los Santos Lugares con los que la nación está particularmente unida por razones religiosas, culturales y también jurídicas.
Por otra parte, la España de 2004 está en condiciones de hacer llegar con autoridad su mensaje a las partes enfrentadas. Se echa de menos una voz europea en política exterior -europea, es decir, no exclusivamente francoalemana-, pero es evidente que la presencia de España en Irak y la cercanía a Estados Unidos es una garantía de fiabilidad para Israel y para Palestina. Tal vez ninguna otra nación está a un tiempo en tan buenas relaciones con ambas partes.
No era el caso de la España de los 80 y de los 90. España puede, hoy, con sus medios humanos y materiales, con el peso de su economía, de su técnica, de su diplomacia y de su cooperación, ser un factor decisivo en la resolución del conflicto. Y hay señales esperanzadoras. Incluso Ariel Sharon admite implícitamente que debe haber dos comunidades libres en el viejo territorio de Palestina, aunque él sea un pésimo representante de cualquier tentación pacifista; y en Israel una gran mayoría está dispuesta a aceptar la existencia de un Estado palestino.
Queda por delimitar con qué fronteras, con qué garantías recíprocas, con que perspectivas de colaboración regional. Pero es ésta una oportunidad única, con la colaboración de la opinión pública norteamericana, para que los palestinos obtengan un Estado, y con él la restauración de sus derechos tanto tiempo conculcados. Es un bien para todos que España puede contribuir a lograr.
Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de febrero de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.