Por Pascual Tamburri Bariain, 9 de marzo de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.
9 de marzo. Nadie discute que el PP será de nuevo el primer partido de España el próximo domingo. Muchos, y no precisamente sólo fieles del partido de Mariano Rajoy, dan a éste como vencedor seguro y como más que probable líder de una nueva mayoría absoluta. Quizá por eso la «prudente» campaña electoral del PP. Todo el pescado está vendido, dicen; pero a mi me queda la duda de si se habrá vendido demasiado pronto y se le ha dejado correr demasiado solo la banda a Zapatero seguros de tenerlo todo bajo control.
El tono de la campaña invita a la duda, porque si bien la presión de los medios ha sido fortísima, también ha sido evidente el cansancio de los ciudadanos. Los políticos no han conseguido ilusionar tanto como habrían deseado, aunque el miedo crece en todas direcciones.
José María Aznar, en su discreta y ejemplar campaña ha advertido contra el exceso de confianza, y ha diagnosticado los riesgos de un zarpazo socialista. El PSOE y sus actuales dirigentes están dispuestos a aceptar un cambio de régimen como el que promueven los independentistas y los comunistas. Si hay un resquicio para permitir esa combinación se renovará en Madrid y en Vitoria el tripartito de Barcelona, y con eso habrá terminado la democracia constitucional tal y como hoy la conocemos.
Zapatero, pancarta en mano, sabe bien que una coalición imposible es la única alternativa al PP para llegar a La Moncloa. Puede ser que el PP haya cometido errores, y de hecho los ha cometido, pero comparar la España de hoy con la de 1996 es el mejor acto de propaganda electoral.
Entrando en balances, es necesario comparar la España de 2003 con los resultados en 2007 de un hipotético Gobierno Zapatero- Maragall-Carod-Llamazares-Ibarretxe. Riesgos evidentes de fractura económica y social. Papeles para todos, sean inmigrantes legales e ilegales. Quiebra de la Seguridad Social, y quiebra de la unidad española, con la admisión más o menos disimulada del derecho de ciertas comunidades autónomas a la secesión.
Nadie discute el derecho de Zapatero a presentarse, a vencer y a gobernar si le corresponde. Pero una cosa es un PSOE sensato y otra bien distinta el circo en que se ha convertido la oposición.
Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain
Por Pascual Tamburri Bariain, 9 de marzo de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.