Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de marzo de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.
26 de marzo. Los españoles que han tenido la desgracia de estudiar la ESO no recuerdan qué fue el felipismo. Sin embargo, los autores felipistas que perpetraron aquella reforma educativa, y tantas otras, sí saben bien qué sucedió en España entre 1982 y 1996. Tan bien que, según parece, muchos de ellos están dispuestos a renovar sus glorias pasadas a costa del erario público.
Don José Luis Rodríguez, Zapatero, no esperaba ganar estas elecciones generales. Las terribles circunstancias de terror sangriento y de terror mediático y pancartero han hecho realidad lo improbable, pero han cogido a contrapelo al segundo partido español. El segundo, recuérdese, porque el primero en votos y en escaños es el PP, ya que el PSC ostenta una completa independencia respecto al PSOE. PSOE y PSC, como ERC y como varios otros grupos nacionalistas o de izquierda, tenían como candidato común a la presidencia del Gobierno a Zapatero, pero nada más. No había un programa común viable, y no había, sobre todo, un equipo de Gobierno creíble para gobernar.
Zapatero es un hombre de recursos. Y si no había equipo, siempre quedaba la opción de adoptar uno ya experimentado. El de Felipe González, por ejemplo. Y así, con los naturales cambios derivados de las promesas electorales más evidentes, Zapatero va a tener un Gobierno con una gran ventaja: no sorprenderá a nadie, porque ya gobernó España hace tres legislaturas. Bien es cierto que, para que vuelva Solbes, Zapatero tendrá que adornar su gabinete con un cincuenta por ciento de damas -por su valía, sin duda, no por su sexo- y tendrá que hacer huecos tanto para los barones más peligrosos como para los jóvenes más meritorios. Pero sin que nada empañe el retorno de la vieja fórmula. Zapatero es la reedición del felipismo.
El imperio de opereta de Napoleón III mereció un ácido comentario izquierdista: la historia se repite, pero la primera vez como tragedia y la segunda como comedia. Bien es cierto que el 11 de marzo, más aún que el 14, ha sido el Dieciocho de Brumario de José Luis Rodríguez Zapatero, pero ahora le queda la tarea de gobernar, y la de resistir las comparaciones. Difíciles, con la era Aznar; pintorescas, con la era González.
Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de marzo de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.