Un brindis de Ben Laden con ETA

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de marzo de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.

29 de marzo. El impacto político de la masacre de Madrid es aún la noticia más relevante de la vida política internacional. Poco importa, en resumidas cuentas, qué terrorista o qué combinación de terroristas haya sido culpable de los asesinatos del 11 de marzo, ya que lo significativo son, por un lado, las consecuencias políticas de los mismos, y, por otro, las alegrías suscitadas por tantas muertes.

El terrorismo es un instrumento especialmente depravado de la guerra revolucionaria. Un Estado puede ser víctima de atentados terroristas, sus ciudadanos pueden ser asesinados, y sin duda el Estado tendrá como primer deber derivado de su propia soberanía la restauración del orden y de la seguridad. No en vano el monopolio de la violencia legítima es el atributo esencial de esa soberanía. Pero el terrorismo, si se detiene en ese punto podrá hacer daño sin por eso lograr la destrucción del Estado, que es su meta.

La guerra revolucionaria que implica todo terrorista necesita para triunfar un frente político: sólo desde la política pueden explotarse todas las consecuencias negativas del terrorismo; sólo desde la vida pública puede convertirse en destrucción el terror, por grande que sea éste. Y precisamente por esa razón importa poco quién haya sido el autor material de los atentados de Madrid, ya que todos los enemigos terroristas de España se alegran por igual. Y se disponen a aprovechar por igual las circunstancias.

Es significativo que hombres tan distintos como Michael Portillo y Silvio Berlusconi hayan coincidido en atribuir la victoria electoral del PSOE al terrorismo. No se trata de restar nada a la legalidad de esa mayoría democrática, sino de poner las cosas en su lugar: Osama ben Laden y ETA, juntos o separados, han celebrado la común victoria del 14 de marzo. Han impuesto un cambio de política a un gran Estado Europeo. Han determinado un cambio en el seno de la UE. Han desestabilizado una democracia. Y han impuesto un Gobierno débil y minado donde había uno fuerte y resuelto. Importa poco quién sea el autor: el champán ha corrido en más de un lugar.

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de marzo de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.