Compañeros de viaje y nacionalistas conversos

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de junio de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.

Hay otro tipo de nacionalistas, igualmente lejanos de la verdad, pero además personalmente poco recomendables por otro tipo de razones. Son los compañeros del viaje que el nacionalismo cultiva.

Hay nacionalistas que lo son por convicción. Si su adhesión se refiere a naciones sin existencia real, como es el caso de todos los nacionalistas separatistas de ciertas regiones españoles, no merecen demasiado respeto intelectual. Pero en muchos casos hay que reconocer su honestidad, su integridad y su valía personal.

Pero hay otro tipo de nacionalistas, igualmente lejanos de la verdad, pero además personalmente poco recomendables por otro tipo de razones. Son, por ejemplo, los compañeros del viaje que el nacionalismo cultiva, los que Lenin habría llamado «tontos útiles», la carne de cañón del nacionalismo en sus batallas, los cipayos que emplea y mantiene para servir los intereses de naciones que no existen y a las que, en cualquier caso, no pertenecen.

El PP tuvo uno de estos ejemplares muy cerca. Ha vuelto en las pasadas semanas a la carga el eterno Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, que no cesa de apoyar los planteamientos políticos recogidos del plan de Ibarretxe. El PNV, muy satisfecho de su existencia, la subvenciona con innecesaria generosidad. No deja de ser útil, además de grato, un «español» de derechas que niega la existencia de España salvo como nación residual, a la que no pertenecen ni vascos ni catalanes. El resentimiento y el interés obran prodigios intelectuales.

Paralelo es el caso de Juan Cruz Alli, carlista en su juventud, derechista de UPN en su madurez, disidente contra Miguel Sanz y fautor del único Gobierno de Navarra que ha incluido nacionalistas. Hoy apoya de nuevo a UPN, pero el futuro demostrará cuál es su catadura, y cuáles son las razones de la simpatía que le profesa Arzallus.

Pero la cumbre de este tipo humano es Francesco Cossiga. Fracasado u marginado en la política de su país, que no obstante se obstina en enturbiar, el anciano ex presidente de la República es el hada madrina de los nacionalistas vascos, el tutor de su presentabilidad internacional, el garante de su devota adscripción democristiana. En Italia hace décadas que circulan chistes sobre este hombre; es hora de que lleguen a España, que ha sido hasta ahora demasiado paciente con sus salidas de tono y sus faltas de educación.

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de junio de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.