Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de septiembre de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.
Zapatero encarna la utopía multiculturalista de Américo Castro, el inventor de la infundada idea franquista de la España de las «tres religiones». Aznar representa la postura democrática de Claudio Sánchez Albornoz.
En las mismas fechas, José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar han coincidido en Estados Unidos. Este hecho, de por sí llamativo, adquiere plena importancia política si se atiende a las diferentes agendas de uno y de otro, y a los muy diferentes enfoques que los dos han dado a los grandes problemas de nuestro tiempo. Algo que puede ser comprensible entre políticos, pero que no es aceptable entre estadistas.
José Luis Rodríguez Zapatero ha propuesto su análisis y sus soluciones para el terrorismo islámico, y en general para el enfrentamiento entre los países occidentales y el islamismo radical. Para el presidente del Gobierno de España, el terrorismo islámico tiene su causa en la falta de diálogo y su solución en el progreso, en la paz, en el bienestar, en el feminismo. La meta ideal, una «alianza de civilizaciones» entre Occidente – que desea laico y no cristiano, es decir, ni europeo ni occidental- y el Islam -al que se debería respetar su identidad sin pedir la misma contrapartida.
José María Aznar, en un todo mucho más directo y menos retórico, ha enlazado el actual enfrentamiento con el terrorismo islámico con la lucha milenaria de Europa contra el Islam, y muy concretamente con la Reconquista española. Ese largo proceso iniciado en 711 define, para Aznar, la identidad española, y determina una enemistad insalvable por parte de todos los islamistas hacia nuestro país.
Se enfrentan, más que dos personajes o dos partidos, dos concepciones de la historia de España. Zapatero encarna, sin tal vez saberlo, la utopía multiculturalista de Américo Castro, el inventor de la infundada idea de la España de las «tres religiones»; y enlaza perfectamente con la propaganda franquista de la «tradicional amistad hispanoárabe», tan falta de realismo histórico como inevitable para un Gobierno internacionalmente aislado. Quizás la España de Zapatero se parezca a la de Franco también en eso.
Aznar, en cambio, no ha hecho más que repetir en Norteamérica lo que dijo y escribió en Argentina el presidente exiliado de la Segunda República, el historiador Claudio Sánchez Albornoz: España es, al margen de la opción religiosa individual, un país cristiano que hace de la defensa de esa identidad su razón de ser y de renacer. Lo curioso es que el PSOE encarna ahora ideas que en su tiempo defendieron los vencedores de la Guerra Civil.
Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de septiembre de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.