La Navidad de la LOGSE

Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de diciembre de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.

Ha llegado la Navidad, con luz y color. Ha llegado y ha pasado. El Niño ha vuelto a nacer, como desde hace dos milenios. Ha vuelto a ser recordado, en la fecha precisa del nacimiento -fecha romana, fecha eterna en nuestra cultura-. Ha vuelto a ser honrado, ha vuelto a traer alegría y buenos sentimientos. Sobre todo, el rito y el ritmo de un tiempo eternamente sagrado han sido restaurados.

Pero la Navidad es ya muchas otras cosas. Es, sobre todo, el tiempo sagrado de la nueva religión materialista, cuyo rito es el consumo y cuyo templo son los grandes almacenes, que proporcionan la felicidad al precio de una paga extra, y que llenan (¿llenan?) el espacio que lo sagrado deja vacío cuando desaparece. Pero todo esto no es una novedad.

La Navidad consumista, materialista, es de hecho una realidad muy anterior a la generación LOGSE. Ya desde el tardofranquismo es la única Navidad de muchos españoles. Pero por primera vez en estos años está surgiendo una generación que no ha conocido otra Navidad, que no tiene ni siquiera un punto de referencia para saber cómo eran las cosas, y cómo deberían ser si las tradiciones siguiesen vivas. Una generación nacida y crecida sin otro punto de referencia en cuestiones navideñas, y que ha aportado sus propios ingredientes.

¿Es el laicismo gallardoniano el rostro LOGSE de la Navidad? No, o al menos no totalmente ni en la faceta más insidiosa del problema. Las simplezas del Alcalde son sólo la continuación lógica de la desacralización y mercantilización de la vida, y de la Navidad. Es la lógica inaugurada hace décadas por El Corte Inglés, y consagrada por el modernismo decadente de mil maneras. Pero no es un rasgo peculiar de este tiempo y de esta generación.

Lo peculiar es la pérdida absoluta de puntos de referencia, incluso entre quienes teóricamente recuerdan el sentido religioso originario de las fechas. No se recuerda que lo sustantivo no es ni la reunión familiar, ni los regalos. En Nochebuena no hay, por supuesto, Misa del Gallo ni contenido religioso. Pero, yendo un paso más allá, incluso si formalmente la hay, el centro de atención está en otro lugar.

Lo esencial son los buenos sentimientos genéricos, grises, facilones y sin compromiso; y por supuesto, la fiesta, la diversión. Nochevieja es el centro de la celebración navideña LOGSE, en la que de los restantes días importan sólo los preparativos de esta fecha señalada o como mucho los regalos. Si uno habla con un semiadolescente LOGSE de la Navidad la conversación derivará casi inevitablemente a la borrachera de fin de año y a los bien que lo pasó o lo pasará con sus primos, amigos, hermanos y demás. Una ficción de felicidad, sumada a una ficción de unidad familiar, en medio de una ficción de Navidad, que culmina en un regalo de Reyes.

Tirso Lacalle

Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de diciembre de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.