Gara anuncia las condiciones de la tregua de Zapatero

Por Pascual Tamburri Bariain, 5 de noviembre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.

Gara -el periódico de Batasuna- parece preocupado. Y el PNV también dice estarlo. Los independentistas catalanes han movido ficha y no hay que quedarse atrás. Recoge la prensa etarra con especial cariño la opinión de Josu Jon Imaz, en el fondo muy satisfecho por el apoyo socialista a la versión barcelonesa del «plan Ibarretxe», pero con cuidado: «cada territorio, cada comunidad y cada nación tiene sus propios caminos».

Aunque no hay razones para la inquietud. José Luis Rodríguez Zapatero ya dejó claro en noviembre de 2003 que el Estatuto se aprobará «como salió de Barcelona». Y si uno se fija en las razones por las que el PSOE rechazó la secesión de Ibarretxe en 2005 verá que fueron motivos transitorios, no profundos. Imaginemos la alegría de Gara al oír a un presidente del Gobierno hablar de «excesos de centralismo» frente a las «identidades nacionales».

El nacionalismo quiere lo mismo en Cataluña y en el País Vasco. La diferencia estriba, básicamente, en que Terra Lliure fue un fracaso en el crimen ya antes de que Aznar aplastase a ETA. Así que entre las «condiciones» de la «relación amable con España» de Ibarretxe están algunas de las que Gara anuncia.

Ya vamos sabiendo cuáles son esas condiciones. El veterano marxista Joan Saura, ahora consejero de la Generalitat catalana, vino hace pocos días a Pamplona a decirnos que «la vía catalana puede ser una aportación humilde a la superación del conflicto». «Superar el conflicto», yo les traduzco la jerga izquierdista y nacionalista, quiere decir «ceder a las peticiones de ETA para que ETA, de momento, deje de matar, y luego ya veremos». Son las dos mesas de negociación de Anoeta. Así que el papel político que en el caso catalán ha desempeñado el chantaje de Carod y el Tripartito por aquí lo va a tener ETA.

ETA, y sus presos. Primer paso necesario de la negociación, el «gesto de buena voluntad» pedido a Zapatero, es la relajación del régimen penitenciario de los criminales. Nada más fácil: basta trasladarlos a cárceles vascas y dejar después que los nacionalistas las gestionen. Después, cuando se creen falsas ilusiones entre los ciudadanos de a pie, se les soltará. Serán «parte activa de un proceso de resolución».

Saura vino a Navarra a explicar su caso porque Navarra es parte de la negociación. En ésta los nacionalistas quieren el control de la Comunidad Foral y la izquierda un nuevo régimen que excluya para siempre a la derecha del poder. En palabras -siempre en Gara- del coordinador general de IU, Ion Erro, «Navarra no debe perder este tren histórico». Lo que la Mesa Nacional de Batasuna llama «territorialidad».

Con esos mimbres, Batasuna anuncia en Gara que está abierta «la oportunidad para que podamos explorar las posibilidades de acuerdo». «Sin condiciones previas y sin exclusiones de ningún tipo».

El pasado miércoles Mariano Rajoy decía que «Zapatero oficializa hoy la ruptura de lo que ha sido la mejor garantía de nuestra estabilidad política a cambio de no se sabe qué ni con quién». No es verdad. Sí se sabe qué: la fractura del país, lo que Patxi López, representante del PSOE de Zapatero ha llamado «el umbral de un nuevo tiempo en Euskadi». «Y no hablo por hablar», añadió. Muy cierto: tanto él como su presidente representan bien la vieja idea de que «la decadencia de las jerarquías significa la decadencia de los Estados». El peor signo de decadencia es que, para intuir el futuro inmediato de Navarra, tengamos que hojear la prensa de la ETA.

Por Pascual Tamburri Bariain, 5 de noviembre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.