Laicismo contra la democracia

Por Pascual Tamburri Bariain, 15 de febrero de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.

El laicismo rancio al que una parte del PSOE reduce su progresismo ha fracasado. Los españoles desean mayoritariamente una educación religiosa católica para sus hijos, y el Gobierno debe sacar las consecuencias pertinentes.

Casi el ochenta por ciento de los alumnos y padres de alumnos de los niveles educativos preuniversitarios escogen la educación religiosa católica. El dato, indiscutible, se une a una novedad: el pasado año creció el número de alumnos con esta elección educativa. Lo cual, en la España laica por no decir anticlerical y concretamente anticristiana que se promueve desde instancias gubernamentales, no es poco.

Los españoles desean una educación religiosa para sus hijos, y concretamente optan por una enseñanza de la fe católica en las escuelas. Hablando en términos democráticos esto es así, y los porcentajes son de escándalo precisamente en los niveles educativos más bajos, donde las familias son más libres y donde los condicionantes ideológicos y discriminatorios de demasiados Institutos tienen poca fuerza. Es una decisión libre y democrática, que debe tener sus consecuencias.

El laicismo rancio y decimonónico al que una parte del PSOE reduce su pretendido progresismo ha fracasado. Impone sus valores desde los medios de comunicación prisaicos, y trata de modelar una sociedad de espaldas a la trascendencia. Pero los españoles son mayoritariamente católicos; malos católicos si se quiere en muchas actitudes colectivas, pero democráticamente católicos. Incluyendo muchos votantes de las fuerzas que hoy gobiernan, y muy a pesar de la campaña de acoso contra la Iglesia.

Esa campaña debe terminar. La presión sobre la Iglesia jerárquica, la represión de la educación religiosa en centros públicos y el menosprecio de los privados, los continuos atentados legales a las convicciones morales de los católicos: el ambiente de cruzada contra el catolicismo no ha hecho más que reforzar la cohesión de los católicos, y va a causar más de un problema a José Luis Rodríguez Zapatero.

Zapatero debe elegir. Si opta por sus prejuicios ideológicos y por las antiguallas anticlericales que le rodean perderá votos, perderá dignidad y perderá legitimidad democrática. Si en cambio acepta democráticamente la voluntad de los padres y madres españoles, encontrará mejores amigos en su camino que los que hasta ahora tiene.

Por Pascual Tamburri Bariain, 15 de febrero de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.