Por Pascual Tamburri Bariain, 1 de junio de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.
En el comienzo fue Vistalegre. Inmediatamente después del 14 M el PP de Madrid tuvo el acierto y el pulso de llenar hasta el copete la plaza de toros que había sido orgullo de la izquierda. En aquel clamor en torno a José María Aznar había una intuición acertada: lo que se había perdido en la calle y por timidez debía ser reconquistado en la calle y con coraje. Porque los errores deben repararse.
Ayer Madrid fue un clamor. La Asociación de Víctimas del Terrorismo no es el Partido Popular, pero la deserción del PSOE y de toda la izquierda dejó el peso de la movilización popular contra la negociación con ETA en la «derecha sociológica». No era el PP lo que vimos ayer en la riada humana que anegó Madrid, era sencillamente la que don Manuel Fraga recordando a don Antonio Maura llamó una vez «la mayoría natural» de nuestra gente.
Un pueblo acostumbrado a callar y a transigir se ha puesto en pie. Sus líderes naturales han ido abandonando, tras las dudas y los complejos de meses y años pasados, la tentación de dejar la iniciativa al actual Gobierno. Durante demasiado tiempo la derecha española ha renunciado a elaborar el guión de la política y a definir qué es correcto o no lo es. Y esto por no hablar de cultura y comunicación. Entre el 11 y el 14 de marzo de 2004 se vieron algunas de las consecuencias. Darles la vuelta tiene un precio que ayer se empezó a pagar.
Pero la manifestación de ayer no era, en realidad, política. Al menos, no era partidista, sino que pretendía y consiguió dejar claro a Zapatero que hay una serie de límites que no se pueden rebasar impunemente. Uno de ellos, el de la rendición a ETA. El 4 de junio será recordado porque las víctimas de ETA lograron reunir más personas que las que toda la izquierda en su más ímprobo esfuerzo lograría agrupar para defender la capitulación con la que algunos sueñan.
Pero entre la gente de Zapatero y Llamazares, del Prestige, de Irak y del 11 M y lo que vimos ayer no sólo hay una diferencia de cantidad, a favor de los defensores de la libertad y de España contra ETA. Hay, sin duda, una diferencia de calidad. Ayer vimos pueblo, españoles orgullosos de serlo, sin apellidos y sin estridencias, folklóricos pero no maleducados, variados pero no piojosos. Exactamente lo contrario de la masa vociferante tras falsos profetas y de la chusma movida por el odio a España. ETA fue derrotada ayer, y recordaremos la fecha. Zapatero también.
Por Pascual Tamburri Bariain, 1 de junio de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.