Por Pascual Tamburri Bariain, 31 de julio de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.
El Gobierno de Zapatero pretende que la opinión pública olvide durante el verano sus relaciones con los nacionalistas. Sin embargo, se acumulan los asuntos relacionados con sus pactos políticos, especialmente delicados en el País Vasco.
El Gobierno de Zapatero pretende que la opinión pública olvide durante el verano sus relaciones con los nacionalistas. Sin embargo, sobre la mesa del presidente se acumulan los asuntos relacionados con sus pactos políticos. Joan Puigcercós habla abiertamente de la posible entrada del PNV en la coalición que gobierna en Madrid. El mismo PNV ya ha tratado con el PSOE las condiciones de una negociación con ETA. Las mayorías que los socialistas integran o aspiran a integrar en Cataluña, País Vasco y Galicia desbordan la Constitución a través de los Estatutos. Y en agosto las cosas no va a ir a mejor.
El PSOE negoció durante la pasada semana una futura mesa de partidos para «superar la violencia» en el País Vasco. Esta iniciativa está apadrinada por el Gobierno tripartito de Ibarretxe y por Patxi López. Pero también es una de las peticiones de Batasuna para negociar el final de ETA: una mesa política, entre los partidos políticos vascos, y una mesa separada para las cuestiones propiamente terroristas, que correspondería al Gobierno de Madrid y a los delincuentes que empuñan las armas.
Los socialistas vascos han hecho saber que se han negado a sentarse a la mesa con Batasuna. Esta aparente firmeza no puede engañar a nadie, porque el mismo PSE se ha mostrado de acuerdo en dialogar con el Partido Comunista de las Tierras Vascas, amparándose en el tecnicismo de que pudo presentarse a las elecciones y obtener en ellas representación. Pero eso sólo pudo suceder por voluntad de Zapatero, y EHAK es un representante de la «izquierda abertzale» tan fiel como Batasuna.
Los nacionalismos periféricos imponen a Zapatero su programa y su calendario. En ese calendario, entre otras cosas, está un final negociado del terrorismo etarra. Son significativas las declaraciones de Alberto Sáinz, un socialista que dirige el CNI con plena confianza de José Bono, a favor de un diálogo ara acabar con ETA. El PSOE está en España en minoría social, y busca apoyos a cualquier precio.
Sin embargo, el Gobierno socialista-nacionalista de Zapatero no ignora que hay una gran resistencia popular a las concesiones que se insinúan. Ante esto, Zapatero está aplicando grandes dosis de talante y de promesas sin garantía, como las que se llevó el pasado día 28 el presidente navarro Miguel Sanz. Las promesas de Zapatero, desde luego, no tranquilizan ya a nadie.
Por Pascual Tamburri Bariain, 31 de julio de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.