El final de la LOGSE

Por Pascual Tamburri Bariain, 3 de agosto de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.

La LOGSE se acaba. José Luis Rodríguez Zapatero pasará a la historia por la Ley Orgánica de Educación que se anuncia. Sin embargo, en ella van a seguir vivos los principios básicos de la LOGSE, que son anteriores a la LOGSE misma. Así que, como en el Gattopardo, todo cambia para que todo siga igual, mientras dure.

La cuestión está realmente ahí: ¿cuánto puede durar? Cualquier conocedor de nuestro sistema de enseñanza y de las necesidades de una sociedad sana puede darse cuenta de que no es una situación sostenible, de que no estamos educando a las generaciones jóvenes, de que estamos fingiendo darles una enseñanza reglada, de que estamos forjando, con valores que no son tales, un tipo humano incapaz de afrontar con éxito las inclemencias de la historia. Ernesto Ladrón de Guevara ha dicho que es el peor sistema de la historia de la educación (http://www.elsemanaldigital.com/articulos.asp?idarticulo=33392). Es posible. No sólo termina ahora la LOGSE; es cierto y seguro que su espíritu será borrado porque genera una situación insostenible.

Insostenible … pero puede durar décadas. Mientras nuestro país no tenga que afrontar, con las generaciones LOGSE en plenitud de responsabilidades, una crisis nacional grave, el sistema puede seguir adelante, o mejor dicho puede fingirse que sigue adelante. No faltarán teóricos de la educación que nos cuenten sus bondades, aunque los hechos de cada día en las aulas los desmientan. No faltarán políticos que desarrollen sus principios, tan populares en definitiva como dar títulos sin esfuerzo y suponer una igualdad que no existe pero que reconforta a la mayoría.

Ahora bien, terminará. Sin duda, pero sin fecha. ¿Qué hacer hasta entonces, si estamos seguros de que los valores LOGSE son nocivos para la sociedad y en particular para la juventud? ¿Cómo esperar el final de la LOGSE-LOE?

Una vez más, hemos de pensar en acotar y defender espacios de libertad. Lo esencial no es cuándo se acepte el final de la LOGSE, sino qué va a sobrevivir a este proceso revolucionario. La educación y la cultura son el frente esencial de una ofensiva que ha impuesto ya, a través de la LOGSE, su ley en una generación. Si no se preservan unos valores alternativos cuando nadie pueda negar ya el fracaso de la LOGSE no quedará nada que puede reemplazarla.

Por esa razón, ante el final de la LOGSE, es preciso defender la subsidiariedad frente a imposición totalitaria. La educación, como proceso integral, corresponde a la familia y a las comunidades humanas naturales. Sólo por elevación o delegación al Estado, y a éste sólo, no a los partidos políticos ni a las sectas revolucionarias dentro de ellos. Las familias que ya sean conscientes de los males de la LOGSE deben resistirse a ella. Los centros educativos y los docentes que adquieran una conciencia clara de la dimensión del problema deben respetar la letra de la Ley pero ignorar su espíritu.

Alexis Carrel dejó escrito que «la sociedad necesita hombres superiores porque ya no es capaz de dirigirse a sí misma». Tal vez no sea preciso ir tan lejos, y habría mucho que decir en cuanto a esa superioridad. Pero lo cierto es que una minoría que preserve valores alternativos podrá ser la levadura de la sociedad post-LOGSE. El buen barón dijo que «tras las tinieblas vendrá una nueva aurora de esplendor, en la que caerán las vendas de los ojos de los hombres, y los que han estado velando en la noche oscura se encontrarán con los que han nacido en el nuevo amanecer». Cuando llegue el final, incluso personas que hayan creído lo que dice creer Fernando Savater -el pluralismo moral, la relatividad de lo bueno y lo malo, la prevalencia del individuo sobre la comunidad y del derecho/placer sobre el servicio/deber: en definitiva, los valores LOGSE- entenderán el profundo abismo al que, por ese camino, han sido llevados tantos españoles que nacieron en 1980 o después sin los medios, la suerte o la firme voluntad necesarios para sobrevivir sin transigir.

Tirso Lacalle

Por Pascual Tamburri Bariain, 3 de agosto de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.