Carlos Chivite: el PSOE que tiene que elegir

Por Pascual Tamburri Bariain, 21 de octubre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.

Vivimos una semana de encuestas apasionantes para el socialismo navarro. Por primera vez desde los escándalos de corrupción de Gabriel Urralburu y de Javier Otano, que por dos veces hicieron perder al PSOE el poder, el partido de Zapatero repunta en Navarra.

Repunta, en el sentido más preciso. Es decir, recupera algo de su espacio electoral, pero sigue siendo casi doblado por el centro derecha regionalista de UPN. Sin embargo, hay esperanza en la sede socialista del paseo de Sarasate. Tanta esperanza, de hecho, que surgen insistentes los rumores de desavenencias entre el senador Carlos Chivite, secretario general y teórico cabeza de lista en 2007, el delegado del Gobierno y ex diputado Vicente Ripa, el portavoz parlamentario y hombre dicen que cabal, Fernando Puras. Con el ex secretario general, el depuesto Juan José Lizarbe, no son desavenencias: ha sido y parece seguir siendo una pelea de patio de colegio.

Pero en fin, repunta. Un par de escaños más en el Parlamento Foral. Y para algunos es más una mala noticia que una ilusión. Porque el PSOE, si es derrotado, puede limitarse a ser la oposición, como durante los últimos diez años, que es cosa cómoda y no obliga a elegir. Y Chivite puede tener que elegir en un momento decisivo.

Navarra es la clave de eso que Zapatero llama «el proceso de paz» con ETA. Los terroristas, como nacionalistas, quieren la anexión de Navarra al País Vasco. Y naturalmente sin Navarra no hay paz; Zapatero tiene una buena excusa ahora mismo, y es que en Pamplona gobierna Miguel Sanz, con el apoyo inesperadamente feliz de Juan Cruz Alli y su CDN. Hoy, Zapatero puede alegar que el Gobierno de Navarra es impermeable a las peticiones «progresistas». Mañana, si Chivite estuviese en condiciones de participar en un Gobierno navarro alternativo, Zapatero dejaría de tener excusas.

Todo eso depende de Chivite. Todos los analistas coinciden en prever una amplísima victoria del centro derecha; pero detrás podría haber dos fuerzas en condiciones de formar tal vez juntas una mayoría alternativa. La buena noticia para Chivite es que una de esas fuerzas es el PSOE; la mala es que la otra es Nafarroa Bai, con el ex batasuno Patxi Zabaleta al frente. Y no sería extraño que Nafarroa Bai, uniendo todo el voto nacionalista, superase al PSOE y se situase como segunda fuerza electoral de Navarra, en torno al 18% de los votos. Chivite podría ser presidente de Navarra, o no; pero lo sería al precio que Zabaleta marcase en Pamplona y al que los negociadores de ETA como Rafael Díez Usabiaga impusiesen en la «negociación».

El PSOE afronta en Navarra ahora un dilema de difícil solución. Conseguir poder en Pamplona y conquistarlo en Madrid pasa por pactar con los nacionalistas. Pero el 80% por ciento de los navarros, entre ellos una muy amplia mayoría de los votantes socialistas, desean conservar las instituciones navarras como son, sin concesiones al nacionalismo. Chivite tendrá que elegir entre sus bases y el poder, sin olvidar además las presiones que van a venir de Zapatero y las que ya están viniendo de Patxi López. Si es un hombre de convicciones creo que Chivite está pasando por un mal momento.

Por Pascual Tamburri Bariain, 21 de octubre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.