La memez de la semana: «Pamplona es como la Jerusalén de los vascos»

Por Pascual Tamburri Bariain, 21 de diciembre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.

Soy un hombre afortunado, porque tengo una amiga: mi amiga se llama Maite Soroa y es probablemente mi lectora más fiel. O lector, por esto de los seudónimos y alias tan habituales en su entorno. Porque Maite sigue trabajando en «Gara», el BOE de la ETA, y de vez en cuando tiene la amabilidad, como hizo ayer miércoles, de contar a su público mi opinión. Gracias, Maite. (http://www.gara.net/idatzia/20051221/art144299.php)

Pero Maite a veces tiene problemas de comprensión. Ayer, sin ir más lejos, Maite confundía mi opinión con las declaraciones de Arnaldo Otegi y, como se pueden ustedes imaginar, el resultado era todo menos simpático. Pero no soy vidente, Maite, ni creo demasiado en augurios paganos. Simplemente me limitó a contar y explicar a la gente lo que otros, como tú y los tuyos, hacéis, decís y escribís. Ahí está vuestra hemeroteca, mientras Zapatero no reabra el viejo y glorioso «Egin» de sangrienta memoria.

Todos ustedes recordarán, entre las declaraciones más llamativas de los últimos tiempos, las del etarra Otegi. Otegi, un hombre sincero, con el que desde luego jamás estaré de acuerdo pero que tiene una virtud que otros ignoran por completo: dice las cosas como las piensa y las siente. Hace unos días felicitó a Zapatero por su acercamiento al nacionalismo vasco, armado o desarmado: «que un presidente español acepte la evidencia de naciones diferentes es sencillamente una revolución política». Y explicó sus condiciones para una negociación entre ETA y el Estado: «sin Navarra no hay solución, no hay proceso, no hay acuerdo», y «el proceso palestino es un proceso de paz por territorios y aquí también es un poco paz por territorios y por capacidad de decisión». Esto, querida Maite, no lo digo yo. (http://www.elsemanaldigital.com/arts/43080.asp)

Ahora bien, ya que es conveniente aclarar las cosas y la de Otegi es una memez de importante calibre, aclaremos que «Pamplona es como la Jerusalén de los vascos» es algo que él, el etarra, el rostro de Batasuna, ha dicho con claridad. Es decir, que no sólo ha vinculado el fin de ETA a la sumisión de Navarra, sino que ha añadido a la tradicional (y falaz) comparación nacionalista con el Ulster una nueva, con Cisjordania. En ambos casos una cuestión nacional y/o étnica ha dado lugar a satisfacer parcialmente a un nacionalismo agresivo con una partición violenta del territorio disputado, un conflicto civil, una limpieza ética y un problema insoluble de minorías y mayorías. Esto lo dice Otegi, querida Maite, yo sólo te lo explico.

Me niego a explicarles a ustedes, que son gente inteligente, que el problema irlandés y el problema palestino no tienen ningún parecido de origen con el problema creado por el nacionalismo vasco en España. Es cosa sabida. Claro es, ningún parecido en principio, pero si nos empeñamos -Zapatero, Otegi, y tú también, Soroa- podemos lograr parecernos en el resultado. A mí francamente no me apetece, Maite.

Jerusalén, ciudad dividida, ocupada, arrasada, torturada; muros, trincheras, combates; deportaciones, colonización, guerra. Eso es Jerusalén, en Tierra Santa. Pamplona es tan deseada por los nacionalistas como lo fue Jerusalén para los judíos durante la Diáspora. En eso entiendo a Otegi. Pero Maite, entiende tú que el «plan Jerusalén» tiene su precio. (http://www.elsemanaldigital.com/arts/41870.asp)

Y es que, Maite, aunque a ti y a Otegi no os guste, los navarros en una gran mayoría no quieren ser ni judíos ni palestinos, ni nacionalistas vascos, sino simplemente navarros y españoles como siempre hemos sido. Y el «plan Jerusalén» podrá triunfar, sin España sigue sin Gobierno -peor: con un Zapatero dispuesto a entregarnos (http://www.elsemanaldigital.com/arts/42776.asp)- allí donde los nacionalistas sois mayoría, pero, por lo demás, los navarros somos como somos. Claro que no queremos dividir Navarra: la queremos fuerte, unida y libre; y vosotros también la querríais entera, pero en vuestro poder. Y como eso no va a ser posible, el riesgo de la memez de Otegi está ahí: que dividáis a los navarros (http://www.elsemanaldigital.com/arts/42677.asp). En vuestra mano está evitarlo, dejándonos en paz.

Por Pascual Tamburri Bariain, 21 de diciembre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.