Prioridad política: un centroderecha sin complejos

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de noviembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

Desde antes de empezar la legislatura, Zapatero ha jugado a rodear al PP, aislarlo y dejarlo cocerse en su propia salsa, privándole de la posibilidad de hacer política. Ya vemos que, aunque le ha ido bien hasta ahora, el plan tiene sus fallos y se puede romper por un par de puntos decisivos, como ha sido la jugada catalana de José Montilla, que priva a Zapatero del aval de CiU. Pero, siendo sinceros, lo cierto es que el presidente del Gobierno ha contado hasta ahora con la inestimable ayuda de una parte del centroderecha.

Será cosa de complejos, Se suelen recordar con facilidad los complejos del entorno de Pedro Arriola, que olvidan la coherencia del PP con los principios básicos del partido buscando lo «políticamente correcto», el aplauso de la izquierda y de los nacionalistas a cambio de un plato de lentejas: estamos de acuerdo: eso, como la «realidad nacional» andaluza de Javier Arenas, no trae ni unidad, ni fuerza ni votos.

Pero es que hay muchos tipos de complejos. Y otro problema del PP es que debe gobernar. En política no vale de nada tener razón y anunciar los errores de quien gobierna: hay que tener el poder. Y en democracia el poder se tiene con la mayoría de los votos. Ahora bien, en nuestro sistema electoral las mayorías absolutas son difíciles de conseguir y aún más difíciles de mantener. Así que para vencer hay que ser capaz, a la vez, de ser votado por todos los votantes propios por convicción; de arrebatar votos a otras opciones apelando a la razón y desde luego evitando formas que hieran sensibilidades ajenas; de impulsar cuando menos a parte de los votantes ajenos a abstenerse, señalando en el adversario la radicalidad y las incoherencias; y al día siguiente de las elecciones siendo capaz de encontrar los aliados necesarios.

Una cuestión de formas, pero también de estilo. Si Zapatero ha rodeado al PP de trincheras políticas, sociales y mediáticas, será acomplejado -léase negativo para una futura victoria de Mariano Rajoy- quien actúe como si esas trincheras no estuviesen ahí, y lo será igualmente el que en nombre de un PP monolítico y rígido que nunca ha existido se lance a ahondar el foso. Porque ese foso no protege, sino que corta el camino a La Moncloa.

Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de noviembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.