Por Pascual Tamburri Bariain, 19 de enero de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.
Zapatero estaba dispuesto a aceptar el congreso de Batasuna, y va a ceder ante los nacionalistas catalanes. Porque necesita el apoyo de unos partidos radicales que piden un precio muy elevado.
José Luis Rodríguez Zapatero está pasando la semana más complicada de su vida después de la del 11 M de 2004. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska ha renovado la suspensión de las actividades de Batasuna, en aplicación de la Ley de Partidos que el mismo Zapatero pactó con José María Aznar y como parte de la banda terrorista ETA. Los Tribunales han dado orden a todas las autoridades del Estado de que apliquen la suspensión. Esto incluye, especialmente, al Gobierno autónomo vasco y a la Guardia Civil como responsables del orden público y de la seguridad antiterrorista en Vizcaya. Porque la clave política del asunto estaba en Baracaldo, en el congreso de la ilegalizada Batasuna, convocado para el próximo sábado 21 de enero. Zapatero estaba dispuesto a tolerar lo que los jueves finalmente han ilegalizado. (http://www.elsemanaldigital.com/arts/44607.asp)
El líder batasuno Arnaldo Otegi ha demostrado ser consciente de su fuerza. Zapatero quería obtener una victoria política a través de él, puesto que la estrategia política del PSOE sigue pasando por una tregua etarra y una alianza entre la izquierda y todos los nacionalistas periféricos que prive de legitimidad al Partido Popular. Envalentonado, Otegi ha desafiado al consejero de Interior del Gobierno vasco -y jefe de su Policía Autónoma-, Javier Balza, a «estar a la altura de las circunstancias» como nacionalista. Con un nacionalismo que no pierde ocasión de mostrar solidaridad a los batasunos, y con un Gobierno que desea una tregua, Otegi no ha podido ser más explícito en sus advertencias: «El próximo fin de semana va a ser constructivo para este país». (http://www.elsemanaldigital.com/arts/43449.asp) Y es que, a fuerza de desear la tregua y de incluirla en sus planes, Zapatero ha terminado por necesitarla. Es decir, por devolver la iniciativa a ETA y a los independentistas.
Las víctimas, en pie de guerra
Fernando Grande-Marlaska, al ocuparse de la suspensión del acto que Batasuna tenía previsto celebrar el sábado en Bilbao, ha devuelto el protagonismo que en justicia correspondía a las víctimas del terrorismo nacionalista. (http://www.elsemanaldigital.com/arts/44603.asp) La Asociación Dignidad y Justicia y la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) han conseguido que, además de prohibirse el acto, se recuerde la prohibición de actividades etarras. Los abogados José María Ruiz Puerta y Joaquín Ruiz de Infante han conseguido que Marlaska acepte todos sus requerimientos, excepto la petición de las víctimas de ampliar a cinco años y no a dos la suspensión de actividades del que se considera como brazo político de ETA, ilegalizado por el Tribunal Supremo en aplicación de la Ley de Partidos. Simultáneamente, el Foro de Ermua ha denunciado a Otegi ante los Tribunales y ha convocado en Pamplona una manifestación por la unidad nacional el mismo día 21. Otegi no ingresará de momento en prisión, pero entre Baracaldo y Pamplona Zapatero ya ha sufrido una severa derrota política. (http://www.elsemanaldigital.com/arts/43390.asp)
El fracaso con Batasuna aumenta las prisas del PSOE por el Estatut
Sin duda por eso, y porque el día 21 coincide con la manifestación antietarra de Pamplona y con la concentración etarra de Vizcaya el comité federal de los socialistas en Madrid, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quiere tener algo concreto con lo que predicar o imponer calma en sus propias filas. Zapatero esperaba dulcificar a Batasuna legalizando sus actividades y ha conseguido justo lo contrario. Así que, ya que el «frente Norte» no va a darle satisfacciones estos días, las va a buscar en Cataluña. (http://www.elsemanaldigital.com/arts/44588.asp)
Las conversaciones del Estatuto las está llevando el PSOE a toda máquina. Ayer miércoles se reunieron de forma multilateral en el Congreso representantes del Gobierno central y del PSOE, liderados por Alfredo Pérez Rubalcaba, con los cuatro partidos catalanes (PSC, CiU, ERC e ICV) que apoyan la reforma. En resumidas cuentas, el PSOE acepta el techo competencial de los nacionalistas, y éstos además consiguen imponer la idea de que Cataluña es una nación en la letra del nuevo Estatuto. Poco importa en qué parte del mismo, ya que si es inconstitucional, y en todo caso falso, lo es igualmente en el Preámbulo o en el articulado.
El nacionalismo, con Batasuna, pone precio a Zapatero
El nacionalismo catalán está obteniendo así su «libra de carne» de Zapatero. EL nacionalismo vasco, en sus diferentes versiones, está en la cola pidiendo lo suyo. Miembros de Batasuna se reunieron ayer con Begoña Errazti en la sede de Eusko Alkartasuna en Bilbao, como primer paso en una serie de encuentros con los partidos nacionalistas para hacer fuerza contra la prohibición del acto etarra de Baracaldo. Como aportación de Errazti a la cultura política, los nacionalistas manejan ahora la idea de una «expresión popular masiva» en apoyo a Batasuna. ¿Y si otro partido o partidos convocan el acto ahora ilegalizado? ¿Y si ese partido fuese el del Consejero de Interior, Javier Balza, o el del Consejero de Justicia, Joseba Azkarraga? Ambos se han mostrado solidarios con Batasuna. (http://www.elsemanaldigital.com/arts/44640.asp)
El rayo (militar) que no cesa
Y mientras los aliados de Zapatero violan las Leyes del Estado, el Gobierno ha conseguido devolver a España tres décadas atrás en el tiempo. Los Ejércitos están divididos y descontentos, y se ven ofendidos cada día desde las mismas instituciones que defienden. El coronel Fernando Abalo de Dios ha sido apartado de su destino en la
División de Operaciones del Estado Mayor Internacional del Cuartel General
de la OTAN en Bruselas; es la de arena, tras la de cal: la destitución y castigo del teniente general Mena Aguado. Abalo de Dios criticó públicamente a su superior, y fue señalado como simpatizante de la extinta UMD, al igual que el hermano del ascendido teniente general Pedro Pitarch Bartolomé. Y la carta publicada ayer por el capitán Roberto González Calderón, del Tercio Gran Capitán 1º de la Legión, de Melilla, no es más que un documento más del malestar instalado en las Fuerzas Armadas por la gestión del patriota Bono y de un Zapatero que nadie alcanza a ver dónde quiere ir a parar. Y es que nadie entiende cómo pueden tener «más derechos los verdugos que las víctimas», y que las madres de los militares puedan ser insultadas pero en cambio los independentistas logren todos sus objetivos. Zapatero se ha colocado en una posición muy difícil, pero parece haber llevado al país a una imposible.
Por Pascual Tamburri Bariain, 19 de enero de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.