Por Pascual Tamburri Bariain, 20 de febrero de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.
El presidente del Gobierno cree que habrá una tregua. Y simplemente por esa razón es más que probable que la haya, ya que está en sus manos la posibilidad de hablar con ETA. Si él quiere, pero cuando a ETA le convenga, habrá tregua.
Todo esto implica, según el modelo israelí y más aún el irlandés al que se tienden a referir las fuentes de La Moncloa, que Zapatero maneja una «hoja de ruta» para la paz. No parece interesante entrar en las profundas diferencias entre los tres casos; que las hay, inmensas e insalvables, pero que en los medios de comunicación afines al PSOE ahora se están dejando de ver. Así que toca hablar de «hoja de ruta». Y eso significa que hay que pensar en interlocutores, en foros, en agendas, en procedimientos y, en fin, en medidas concretas.
El presidente Zapatero ya ha dicho cómo empezará todo, cuando haya una tregua de ETA: «compareceré en el Parlamento y pediré su autorización para el proceso determinante y decisivo, que será largo; y, por supuesto, exigirá el concurso de todas las fuerzas políticas y, de manera especial y singular, del PP». Es decir, acudirá a las Cortes -cosa siempre buena y loable- formalmente a explicar la situación y a solicitar de nuevo algo que ya tiene, el apoyo para «hablar». Pero en realidad su principal objetivo será ese día, ya se está diciendo, sacar los colores al PP ante la opinión pública, probablemente entusiasmada con la noticia del «alto el fuego». La «hoja de ruta» empieza, pues, con una alta rentabilidad política para el PSOE.
¿Cuál será el precio de ese día de gloria? La negociación, diálogo o como quiera que se llame. Zapatero y su Gobierno recalcan -más o menos, dependiendo del día y del contexto-que no habrá «ni precios ni atajos», «ni hipotecas ni subastas». Pero también sabemos qué quieren sus interlocutores y cómo quieren obtenerlo.
ETA quiere negociar directamente con el Gobierno las que eufemísticamente llaman «cuestiones militares». Una «mesa» que ya pidió -o anunció- Arnaldo Otegi en su discurso de Anoeta de finales de 2004. ETA quiere tratar directamente todo lo relativo a sus presos, a su organización, a sus armas. En ese foro se trataría, realmente, de la que ahora se está llamando «violencia», es decir, del que para una mayoría de españoles es el núcleo del problema: cómo y cuándo va a desarmarse y desaparecer el grupo criminal más longevo de la historia de España. En ese diálogo, que será necesariamente discreto, Zapatero tendrá que colocar, como antes que él hizo José María Aznar en Suiza y aún antes Felipe González en Argel -pero lo mismo puede decirse desde época de Franco- una sabia combinación de personas de su total confianza política y de expertos del Ministerio del Interior y de los servicios de Información; y ETA tendrá a sus máximos dirigentes «militares» (aquí tendrías que poner tú los nombres que veas).
Pero a la vez, como condición necesaria para que haya tregua, la «hoja de ruta» debe incluir una «mesa de partidos», en la que ETA no va a estar directamente, ni desea que esté el Gobierno: ese foro tendría que reunir a «todas las fuerzas políticas vascas» -se da por supuesto por descontada la legalización de Batasuna, de hecho o de Derecho-y tendría la misión de definir un «nuevo marco político» que satisfaga a «los vascos y las vascas». Es difícil saber qué quiere decir esto para cada una de las partes, pero sí es evidente qué quiere decir para ETA: autodeterminación y Navarra. Allí estará, por el PSOE, Patxi López con (añadir nombres); la gran duda es si va a estar, o no, el PSOE navarro de Carlos Chivite, necesario a todas luces para que ETA pueda tener esperanzas, pero colocado por Zapatero en una posición muy incómoda con todo esto.
¿Cómo sigue la «hoja de ruta»? Para Zapatero, aparentemente, con mucha calma y pasando por unas elecciones generales a su medida, antes de que este proceso tenga ninguna repercusión negativa. Para ETA, en cambio, lo esencial es asegurarse de que Zapatero no se aproveche electoralmente de todo esto y después los deje tirados convenciendo al PNV de alguna formula intermedia. Lo curioso es que, en esta «ruta», es ETA la que tiene la sartén por el mango, porque Zapatero depende de ellos, y no al contrario. Por ese camino vamos.
Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain
Por Pascual Tamburri Bariain, 20 de febrero de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.