El presidente del Gobierno rehuye los temas difíciles

Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de mayo de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

Inseguridad, inmigración, reformas estatutarias y tratos con ETA: los asuntos que más preocupan a la gente fueron casi ignorados ayer por Zapatero. Y Rajoy no se quedó solo.

Ayer empezó el debate en el Congreso de los Diputados sobre el Estado de la Nación Un «debate de política general», en palabras del presidente del Gobierno, en el que tradicionalmente se analiza, por parte de los representantes de la soberanía nacional, la situación de las políticas gubernamentales. El Gobierno a examen.

José Luis Rodríguez Zapatero se presentó al examen con algunas asignaturas muy bien aprendidas. Su discurso inicial no fue excesivamente largo, para no abrumar a los diputados, y tuvo sus momentos de talante bien pensados para su uso en televisión. Zapatero, que tiene fama de ligero en algunos asuntos, quiso ayer ser el más tecnócrata, y acudió cargado de datos, de conceptos y de cifras, sobre todo al hablar de políticas económicas y sociales.

El presidente del Gobierno acertó al hablar de la economía y de sus consecuencias sociales, porque eso preocupa a la gente. Es evidente que el futuro de los jóvenes, y aún más el de las pensiones, preocupa a los españoles. No es menos cierto que las cifras macroeconómicas relativamente positivas que Zapatero exhibió no son obra de sus políticas, sino de los Gobiernos del Partido Popular, pero es lógico que él se lo callase y que Mariano Rajoy se lo recordase. También es verdad que hubo en el discurso de Zapatero más buenas intenciones y proyectos para el futuro que realidades consolidadas, y eso supone faltar al espíritu de estos debates. Porque las Cortes deben evaluar lo que se ha hecho, no lo que se anuncia.

Zapatero, por otra parte, dedicó muy poco espacio a los problemas que preocupan de manera más urgente a la gente. España está embarcada en un cambio institucional, por vía estatutaria, del que nada se dijo. El Gobierno de España se dispone a negociar con la banda terrorista ETA, y de esto hubo ayer sólo unas frases de mera propaganda. Y la sociedad se enfrenta a una crisis de inseguridad y de inmigración ilegal, que ayer no se trató con claridad.

Fue importante lo que ayer dijo Zapatero. Pero fue aún más importante lo que no dijo. Porque los ciudadanos catalanes que temen por sus vidas y su propiedad, los ciudadanos canarios que ven sus islas ahogadas por los desembarcos y los ciudadanos vascos y navarros que temen ser entregados a los enemigos de la libertad tienen razones para esperar del Gobierno respuestas que ayer no se produjeron.

Zapatero huye de las realidades que no le gustan, como recordó con sorna el líder de la oposición. Mariano Rajoy, además de dominar la escena parlamentaria, ayer tuvo señales positivas por parte de grupos parlamentarios que hasta ahora habían apoyado al Gobierno nacido de las elecciones de marzo de 2004. El descontento de los regionalistas canarios o de los nacionalistas catalanes con el gobierno tiene más razones que las futuras citas electorales. El primer asalto fue perdido por Zapatero.

Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de mayo de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.