El Banco de España dará la medida del liderazgo de Rajoy

Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de junio de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

Que Rajoy elija en «campo de batalla»

Ser simpatizante, votante o afiliado del centro derecha español es garantía de que uno no se va a aburrir. No digamos ya los que tengan cargos internos o institucionales en el PP. Cada día puede traer una sorpresa diferente, un debate distinto. Y desde luego esto tiene su parte positiva, porque demuestra que el PP está joven y vivo, pero hay decisiones que, por difíciles de entender, crean dudas hasta en los fidelísimos.

Porque una de dos: o rompe el PP definitivamente con el PSOE o mantiene la mano tendida. Es decir, ahora mismo, ¿es lógico denunciar que el PSOE ha roto el consenso en un tema esencial de Estado como es el terrorismo y estar después dispuestos a pactar sonrientes una «minucia» como nombrar el vicepresidente del Banco de España? Porque en esas estamos, ahora mismo.

Muchas personas, y no necesariamente los dirigentes de primera fila del PP ni los cargos más relevantes pero sí esas personas que representan el «humor» del partido y de su electorado pueden pensar se han emprendido a la vez varios caminos contradictorios. Si se está en la oposición en todo y por todo es preciso definir unos límites, es decir un marco institucional de temas que no se van a tocar salvo que sea el Gobierno quien los toque. Hacer oposición sin límites, es decir, sin espacios institucionales de consenso, supondría que PP y PSOE definirían abiertamente dos opciones institucionales mutuamente excluyentes, una situación de tensión máxima que dudo que se quiera mayoritariamente. Y en todo caso si se va a llegar a eso, que no sea el PP el que dé el primer paso, para que no se rían de él.

Zapatero y Solbes van a imponer a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ex secretario de Estado de Hacienda, como gobernador del Banco de España. ¿Realmente es tan importante luchar para que Miguel Arias Cañete pueda nombrar al «segundo de a bordo»? ¿No hay asuntos mejores en los que buscar acuerdos, o en los que buscar la batalla?

Si uno denuncia que el Gobierno rompe el consenso institucional y que por lo tanto se sale lo admisible ¿tiene sentido negociar acuerdos en definitiva «menores», y menos aún si son repartos de sillones? No sólo el PSOE aprovecharía fácilmente esa contradicción a efectos propagandísticos. Es que sería muy difícil evitar que la base militante, y votante, del PP se sintiese incómoda, utilizada, a disgusto. Y seguramente Rajoy no necesita eso.

Y se ilusionan los «amigos» de Rodrigo Rato

Miguel Arias Cañete, ex ministro de Agricultura, es ahora secretario ejecutivo de Economía y Hacienda del PP. Él tendrá que valorar, antes que Rajoy, si realmente merece la pena empeñarse en colocar en Cibeles a Ángel Luis López Roa, aJosé María Marín, a José Viñals, a José María Roldán, a Luis Linde (ex director general) o a Antonio Sainz de Vicuña-dicen que predilecto. Pero no nos engañemos: en el «área económica» se respetan las ausencias de Rodrigo Rato y de su equipo, y no deja de inquietar tanta atención dedicada a lo del Banco de España cuando el meollo de la política está en otro sitio.

Qué duda cabe: hay quien considera a Rajoy casi amortizado, y quien espera, y aun desea, una nueva cara al frente del PP si las cosas van así. Y hay quien habla de Rato, y de su «equipo», prudentemente apartado de las luchas políticas ahora. Pero es Rajoy quien se la juega. Y en este caso no le vale dar una de cal y otra de arena sino que deberá elegir cómo, cuándo y dónde plantar cara al PSOE, y no podrá permitirse muchas ambigüedades.

Cómo se concreta eso: manteniendo siempre una oferta real de consenso en temas de Estado, dejando muy claro qué se considera esencial y qué no. Siendo inflexible en lo esencial y político en lo accidental. Pero sobre todo dando valor a las propias declaraciones y anuncios, porque si no se pueden terminar riendo de uno.

Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain

Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de junio de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.