La memez de la semana: «Sabino Arana fue un verdadero demócrata»

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de junio de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

Francesco Cossiga, ex presidente de Italia y senador vitalicio de la República, no es un hombre conocido por la prudencia de sus declaraciones ni por la sensatez de sus opiniones. Sí es, en cambio, un hombre conocido por nuestras latitudes, particularmente en Navarra y en el País Vasco, ya que en estas dos regiones ha servido reiteradamente de portavoz y coartada al independentismo vasco.

Recientemente el senador Cossiga (http://www.elsemanaldigital.com/arts/52810.asp?tt=) se ha autoinculpado ante la Justicia española del encuentro del presidente autonómico vasco Juan José Ibarretxe con los dirigentes etarras de Batasuna. Porque el PNV sabe que, según las leyes formalmente en vigor, la negociación con los terroristas implica colaborar con los terroristas, y el caso de Gorka Aguirre -ya saben, otro bienhechor de la Humanidad- así lo prueba. Al menos mientras ha durado Marlaska.

Cumpliendo las leyes, Ibarretxe y Arnaldo Otegi fueron investigados. Cumpliendo las leyes se podrían hacer muchas cosas, y algunas se habrían podido y debido hacer hace décadas. Faltó el coraje. Y al PNV le sobran además maneras de coaccionar a los políticos, a los jueces y a los periodistas, independientemente de las ideas políticas de éstos.

Para Cossiga el ex presidente José María Aznar «era sólo un franquista cuando yo combatía a los terroristas». Para ser precisos, el ilustre senador fue ministro del Interior de Italia cuando en España aún no había Constitución. ¿Combatía a los terroristas? Aún hay juicios pendientes sobre sus actividades en aquella época. Su Policía, desde luego, ni consiguió impedir el secuestro de su correligionario y amigo Aldo Moro, ni lo rescató, ni impidió su asesinato por un grupo comunista. Su Policía, la verdad, coexistió de manera bastante amistosa y escasamente eficaz con golpes de Estado masónicos, con terroristas pangermanistas y con asesinos marxistas y mafiosos de diferentes tipos.

Cossiga puede dar lecciones de muchas cosas, desde su indiscutible gusto vistiendo hasta su dicen que magnífica colección de recuerdos militares y soldaditos de plomo. Como es democristiano «de pata negra» seguramente ya ha conseguido por tráfico de influencias un puesto a la derecha de Dios Padre el día del Juicio Final, entre el austrohúngaro Alcide De Gasperi y el melífluo Joaquín Ruiz Jiménez. Como anticipo del premio eterno, sus amigos democristianos de la Fundación «Sabino Arana» le regalaron el premio «Amigo de los vascos». Amigo de los nacionalistas vascos, precisemos.

Yo tengo amigos nacionalistas y entiendo que les encante el currículum de Cossiga. Al fin y al cabo cumple sus funciones mucho mejor que los habituales Hebe de Bonafini, Gerry Adams, Adolfo Pérez Esquivel, Martin MacGuiness, Rigoberta Menchú o Alec Reid. Ninguno de ellos ha llegado a leer los escritos del Fundador y a decir después seriamente que «Sabino Arana fue un pionero en la democracia cristiana, un verdadero demócrata». Los verdaderamente peligrosos son los que, proclamándose liberales, tolerantes y progresistas aceptan en su relativismo semejante memez a la par de la verdad. ¿Cuál es la verdad? Amigos míos, leed a Sabino y honestamente tratad de repetir las palabras del inefable Kossiga.

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de junio de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.