ETA presume de las «garantías» recibidas antes de la tregua

Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de julio de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

Desde junio de 2005 a febrero de 2006 los representantes de Zapatero negociaron con ETA las «reglas del juego». Al llegar el acuerdo, llegó el «alto el fuego» de ETA. ¿Con qué precio?

El llamado «proceso de paz» no empezó con el «alto el fuego» permanente de ETA el pasado 22 de marzo, sino que José Luis Rodríguez Zapatero habría negociado acuerdos concretos con ETA desde junio de 2005. Al alcanzarse tales acuerdos en febrero de 2006, ETA anunció que, por el momento, dejaba de matar. Estas revelaciones, que proceden de los medios de comunicación nacionalistas radicales, sacudieron ayer la política española.

Según los portavoces habituales de ETA, hay un acuerdo «de procedimiento» que implica «compromisos y garantías por ambas partes». ETA se comprometió a cesar en sus actividades de manera «verificable», y de ahí el «proceso de verificación» de los últimos meses. Zapatero, a cambio, habría declarado a través de sus representantes su intención de «respetar la voluntad» de los ciudadanos de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra en lo relativo a su futura organización política e institucional.

Este último compromiso supone una formulación inequívoca tanto del derecho a la autodeterminación como de la «territorialidad» incluyendo a Navarra en el proceso. Estas dos peticiones son las reivindicaciones políticas básicas de ETA, y es precisamente su instrumentación por larte de Zapatero lo que habría hecho deseable para la banda terrorista la renuncia a las acciones armadas.

La existencia de acuerdos entre el presidente del Gobierno y el mundo abertzale no ha sorprendido en exceso a nadie. El mismo José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho referencias poco veladas a los aspectos previos al alto el fuego. Mariano Rajoy siempre ha dado por supuesto que existía algún tipo de acuerdos, como era lógico pensar dada la actitud de las dos partes comprometidas. Y los desmentidos del PSOE ayer y hoy están siendo especialmente matizados y cuidados: tanto Patxi López como Diego López Garrido, en nombre de los socialistas, han aclarado que no habrá «concesiones políticas a ETA». Precisamente, porque ETA no pide tales concesiones.

El «proceso de paz» de Zapatero se está desarrollando tal y como lo pidió en 2004 el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi: ETA hablará con el Estado de presos, de armas y de condenas, y los «partidos vascos» hablarán de política. De esa manera la declaración de Zapatero favorable a una autodeterminación sin límites, «el Gobierno respetará las decisiones de los ciudadanos vascos», se corresponde con la voluntad de ETA y Batasuna, «es preciso levantar todos los límites impuestos a la voluntad de Euskal Herria» .

El «alto el fuego» existe porque Zapatero lo quiso. Con las garantías que el presidente del Gobierno parece haber dado cualquiera de sus predecesores podría haber tenido la misma tregua, e incluso en mejores condiciones. Pero Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González y José María Aznar sabían que, en democracia, la autodeterminación corresponde a la nación en su conjunto, y no a ninguna de sus partes, que ni es nación, ni es sujeto de soberanía. Sería una falsa democracia la que entregase a los nacionalistas, respaldados por las armas, una ficción de autodeterminación. Y todos los inquilinos de La Moncloa hasta 2004 sabían que la libertad democrática es más que una suma de votos, que es a lo máximo que parece aspirar Zapatero con este proceso. Porque no todo es negociable, y no es una cuestión de «procedimiento».

Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de julio de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.