El Gobierno de España eleva a la Unión Europea su negociación con ETA

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de septiembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

El Grupo Socialista en el Parlamento Europeo ha promovido y apoyado que las negociaciones del Gobierno español con ETA, a las que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero llama «proceso de paz», se debatan fuera de nuestras fronteras. El próximo 25 de octubre en el pleno del legislativo europeo se discutirá sobre el terrorismo español. El punto de partida será una pregunta oral del líder socialista Martin Schulz, que pedirá que las instituciones superiores de la Unión Europea se pronuncien sobre la posibilidad de un final negociado de ETA.

Cuando Schulz, con el apoyo de toda la izquierda europea y de los grupos nacionalistas minoritarios, inicie ese debate, la presidencia de turno de la Unión -en este caso, Finlandia- y la Comisión Europea tendrán que dar su veredicto sobre nuestro terrorismo nacionalista. Sea cual sea la opinión de ambas instituciones y de los distintos grupos parlamentarios, se trata de una victoria sin precedentes del movimiento abertzale, que durante décadas ha pedido una «internacionalización» del conflicto. Los anteriores intentos, de la mano de personajes internacionalmente desacreditados como el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, el ex presidente italiano Francesco Cossiga, la líder radical Rigoberta Menchú o el ex terrorista Gerry Adams, parecen bastante poco ante este logro insólito en el corazón de Europa. Por voluntad de Zapatero, ETA y sus objetivos adquieren una dimensión supranacional.

ETA y Batasuna deseaban fuertemente una concesión de este tipo. Ya el pasado miércoles 13 de septiembre el líder de Batasuna Joseba Álvarez anunció que el «proceso de paz» se iba a debatir en el Parlamento Europeo, y que el debate tendría lugar en octubre. Punto por punto el Grupo Socialista, a instancias de sus miembros españoles, ha cumplido los deseos de los etarras.

Otros grupos terroristas europeos, ya extinguidos o agonizantes, jamás han tenido semejantes honores. Italia aplastó a las Brigadas Rojas y nunca se pensó en debatir en Bruselas ni la política antiterrorista italiana ni mucho menos los objetivos y razones de aquella banda de criminales. La Fracción del Ejército Rojo ya es sólo historia de Alemania, sin que los Gobiernos federales, fuese cual fuese su composición, concediesen a los terroristas el honor de un debate parlamentario internacional. Incluso el IRA, que ha tenido sus propios portavoces en la Eurocámara, nunca ha conseguido que el Estado británico acceda a discutir con interlocutores ajenos asuntos que son estrictamente internos, y que afectan a la soberanía nacional. Zapatero ha querido ser diferente.

La gravedad de la concesión no se oculta para los observadores más avisados. Este paso legitima como tal el «proceso de paz» y a sus interlocutores ilegales, otorgándoles una legitimidad de la que carecen. Los parlamentarios europeos han accedido a debatir sobre crímenes y criminales. Como acertadamente ha declarado el parlamentario europeo del PP, Jaime Mayor Oreja, «esto es una manera de dar una satisfacción política a Batasuna» .

Si el Partido Popular está «sorprendido, indignado y asqueado» por la participación de un terrorista de ETA en el Gobierno venezolano de Hugo Chávez, con más razón debe estar molesto y preocupado por la capacidad de los terroristas de obtener estas concesiones de Zapatero. El PP tendrá en el debate en cuestión una oportunidad de mostrar toda su firmeza y determinación contra el terror. Hará bien en conseguir también más claridad de sus socios del Partido Popular Europeo -al que en tiempos perteneció el PNV, que dejó allí buenos amigos-, ya que las confusas declaraciones del portavoz del PPE Hans-Gert Poettering, declarando a lo largo del día de ayer «estamos a favor de una discusión en noviembre», contribuyeron a la alegría de los terroristas. Que ayer tuvieron un buen día gracias al presidente del Gobierno.

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de septiembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.