Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de septiembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

El 11-M ha dividido a los españoles. A la derecha mediática y política también. El cambio de directora de Comunicación en Génova, desde luego, no es ajeno al roto.

El 11-M mató a 192 personas, conmocionó a España, tumbó un Gobierno y dividió este país casi en dos mitades políticamente irreconciliables. Las dos «Españas» cabalgan de nuevo. Izquierdas y derechas arrojándose a la cara los hierros retorcidos y teñidos de muerte y sangre. «Rojos» contra «nacionales» azuzándose cada día a través de los medios. ¡La anticuada y olvidada Guerra Civil anunciada en fascículos! La crispación política llega a tales extremos a veces que los ciudadanos, al menos una buena parte de ellos, desconectan porque soportan mal la tensión. A diferencia de la guerra civil que todo el mundo se ha puesto a recordar, ahora la crispación creciente de los políticamente activos no está arrastrando a la gente normal, que no participa en la «guerra» política y mediática.

Dicen que aquello que primero se pierde en toda guerra es la verdad. Y aquí, como parece que estamos en guerra, al menos política y mediática, pues la autenticidad importa relativamente. Las informaciones cruzadas en torno a la conspiración o no en los atentados de los trenes de Atocha son buena prueba de ello. En la sociedad postmoderna en la que vivimos lo importante no es la realidad sino lo que parece y, claro, en esas estamos remangados.

Pues bien, ante este guirigay mediático de consecuencias políticas impredecibles, mira por dónde, el principal partido de la oposición, el PP, ha decidido cambiar a su responsable de Comunicación. La buena y fiel «marianista» de media vida Belén Bajo, que venía desarrollando estas tareas, deja su puesto a la periodista radiofónica de Onda Cero y columnista de ABC, Carmen Martínez Castro.

Unas semanas antes la periodista franco-argentina de El Mundo y la Cadena COPE, Cayetana Álvarez de Toledo -menuda oscura componenda se trae Zaplana con Alfredo Pérez Rubalcaba a cuenta de su nacionalización española–, daba su «sí quiero» y se incorporaba de la mano del portavoz parlamentario al PP en el despacho de al lado al del «dos» del partido, Ángel Acebes. Los frentes mediáticos y políticos perfilados entorno a la batalla del 11-M son visibles también en el cuartel general popular de la calle Génova.

ABC y Onda Cero, por un lado; El Mundo y la COPE, por otro. Mariano Rajoy parece –como tantas veces– querer dejar en tablas en su casa la fraticida lucha mediática de líneas editoriales de medios de centro derecha. «Si El Mundo, la COPE y Zaplana le ponen sueldo en el PP a Cayetana, pues yo ficho a una Castro -columnista de ABC, afín a Onda Cero y políticamente amiga del «templado» Gabriel Elorriaga– y compenso la jugada», parece haber razonado el «número uno» popular. Por más que eso sea demasiado razonar, más si cabe ante tanta sinrazón de estos días.

Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain

Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de septiembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.