Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de enero de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.
Ayer lunes a última hora de la tarde tuvo lugar Bilbao una manifestación convocada por el Tripartito vasco y los nacionalistas de Aralar, bajo el lema «En defensa de nuestras instituciones». Esta convocatoria se desarrolló sin incidentes a dos antes de que el lendakari del Gobierno vasco, Juan José Ibarretxe, tenga que presentarse a declarar imputado ante el correspondiente Tribunal Superior de Justicia por reunirse el 19 de abril de 2006 con dirigentes de Batasuna.
El nacionalismo vasco democrático y la izquierda radical de IU-EB echó ayer el resto y miles de personas llenaron con éxito las calles de la capital vizcaína paraescuchar las palabras finales de los dos ex presidentes, los nacionalistas Carlos Garaikoetxea y José Antonio Ardanza. No eran los extremistas violentos que acuden habitualmente a las manifestaciones de Batasuna pidiendo la independencia, pero tampoco eran los demócratas, españolistas y constitucionalistas que han anunciado que participarán en la manifestación antiterrorista del próximo sábado en Madrid, pidiendo libertad. Ayer se vieron, por primera vez en el curso del «proceso de paz» de José Luis Rodríguez Zapatero con ETA, las masas del nacionalismo no violento: tal es el significado político del acontecimiento.
PNV, EA, EB y Aralar han permanecido durante dos años casi al margen de las conversaciones y negociaciones que el PSOE y el Gobierno de Zapatero han mantenido con ETA y con Batasuna. La coalición que actualmente gobierna el País Vasco, con su bagaje de votos y de escaños, se ha sentido incluso postergada por el posible entendimiento directo entre Zapatero y la banda. A partir del brutal atentado terrorista del 30 de diciembre en la T-4 de Barajas, que incluyó dos asesinatos, Zapatero ha tendido puentes hacia el nacionalismo no terrorista, en un intento de hacer más sólida su postura política. Ayer esos nuevos interlocutores, aparentemente privilegiados en La Moncloa como el PNV que preside Josu Jon Imaz, quisieron hacerse sentir en la calle. Si alguien quiere que el «proceso» prosiga tendrá que contar con ellos.
Pero no debe olvidarse el motivo de la manifestación: los aliados presentes y futuros de Zapatero se manifestaron ayer contra las leyes y contra los jueces que las aplican, ya que Ibarretxe está acusado penalmente «cooperación necesaria» en un delito de desobediencia cometido por los batasunos Arnaldo Otegi, Pernando Barrena y Juan José Petrikorena. Incluso si el PNV no está de acuerdo con la Ley de Partidos, con el Código penal o con la misma Constitución no puede eximirse de su cumplimiento y no puede reprochar a los Tribunales que cumplan con su deber institucional. Si se demuestra que Ibarretxe cometió un delito tipificado deberá pagar por él, ya que en otro caso podría darse por roto el Estado de Derecho.
Incluso si la posición política de PNV, EA, EB y Aralar es ahora más cercana a la de Zapatero, o si el presidente tiene necesidad de ellos para su política, las leyes en vigor deben ser aplicadas. Ayer lo que se aplaudió es la presunta comisión de un delito, y eso no debería ser moneda común en una democracia. No es, en cambio, consecuencia de que «algunos jueces tengan impulsos políticos» como ha declarado el portavoz del PNV, Iñigo Urkullu.
La manifestación de ayer en Bilbao es un signo de anormalidad institucional, porque los políticos deben cumplir incluso las leyes que no han votado. No es menos cierto que Zapatero debería reflexionar sobre la posición de su propio partido, ya que los dirigentes del PSE Patxi López y Jesús Eguiguren -entre otros- han hecho pública su participación en reuniones y negociaciones con Batasuna que tal vez algún Tribunal considere que violan a su vez alguna de las leyes del Estado. Que están, sin duda, para ser cumplidas.
Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de enero de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.