Por Pascual Tamburri Bariain, 21 de junio de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.
Se ha puesto de moda decir que Navarra es diferente, y decirlo con un guiño de picardía en los ojos, como si el nivel de nuestras sutilezas políticas fuese el de Florencia en el siglo XV, el de la diplomacia de la Serenissima o el de la Secretaría de Estado vaticana. Por Dios, no, somos navarros, aunque unos más profundamente que otros: Pío Baroja se estaría divirtiendo mucho, y buscaría antepasados, aunque equivocados, para los asesinos fallidos de Ayamonte.
Aquí las cosas son más directas y sencillas -como pueden serlo en un pueblo pequeño en el que todos nos conocemos o conocemos a quien conoce, aunque solemos callar gran parte de lo que creemos saber- y no hay lugar para complicaciones excesivas. Créanme, pese a la apariencia de lío las cosas son bastante simples, y el único que creyó que ya habíamos llegado a un nivel refinado de práctica política -Juan Cruz Alli, que tal vez valía para ello- fue arrojado a los infiernos exteriores.
Todo muy sencillo. El PSN quiere poder y quiere desplazar a UPN. Ferraz lo ha autorizado si salva la imagen y si se mantiene la unidad del PSN. Patxi Zabaleta quiere ir por el mismo camino, y previsiblemente irán juntos. El PSN va al copo, y como todos lo necesitan puede darse el caso de alcanzar el poder total en Navarra sólo con doce diputados, y que todos los demás líderes digan sentirse bien. Miguel Sanz, refiriéndose a Puras, dijo el 8 de junio que «si quiere presidir el Gobierno de Navarra tendrá que ser con los votos de NaBai»; pero cunde ahora mismo la euforia cegadora por la jugada con Elena Torres, que ha devuelto la esperanza a los antes perplejos.
Que no nos ahogue el optimismo, porque los márgenes de maniobra son limitados, como limitado es el nivel de algunos protagonistas y más aún el de algunos asesores. Van a pactar, y Navarra está en peligro. Las solas fuerzas de los navarros no bastan para garantizar el status de Navarra, y es preciso que el PP de Mariano Rajoy haga de este asunto una bandera. En 1977 y 1978, cuando Adolfo Suárez y Rodolfo Martín Villa estaban dispuestos a integrar Navarra en los órganos autonómicos vascos, fue decisiva la movilización de los navarros en Madrid, tanto o más que el coraje político de Jesús Aizpún, los miles de telegramas a La Zarzuela y las decenas de miles de manifestantes.
Por eso es importante que este viernes se presente en Madrid el libro de Pello Urquiola, en presencia de Silvestre Zubitur. Ya es hora de que los amigos de Navarra se cuenten y se hagan notar, más allá de los torpes, lentos y oficialistas proyectos institucionales. Navarra tiene muchos hijos dispersos y muchos amigos por el mundo, y la voz sincera y sencilla de los concejales de UPN en Leiza -en el corazón de la Montaña invadida- expresará mejor que cualquier político profesional qué somos y qué no queremos dejar de ser.
LA NAVARRA QUE RESISTE
Este viernes se presenta en Madrid, para los navarros del exilio y todos los amigos de la Navarra foral y española, el libro del concejal de UPN Pello Urquiola Cestau Nere hitze bertsoatan – Mi palabra en bertsos. Sahats. Pamplona, 2007. 345 p. ISBN 978-84-935332-3-6.
Por Pascual Tamburri Bariain, 21 de junio de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.