Opinión militar: que vaya Zapatero a Líbano

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de junio de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.

«Sí, es lo de siempre: héroes anónimos de barrios marginales de Madrid y de clase social baja, funcionarios profesionales que no quieren mancharse las manos y políticos que mandan a la gente al matadero sin saber qué es la milicia». Así nos lo dicen desde Líbano. Puede decirse más bonito, pero no más claro: cada vez que entra en combate nuestro Ejército, ahora que oficialmente la guerra no existe porque a Sonsoles le da repelús, se pone a prueba una de las grandes contradicciones de la España de Zapatero. Y queda mal, sobre todo, Zapatero.

Lo de menos es qué distintivo tenga la Cruz al Mérito Militar. Como país podemos permitirnos fingir que el bienestar es gratis, que la paz es segura, que la libertad es un regalo y todo eso. Bien, bien. Ya la maravillosa Segunda República anticipó esta idea de lerdos con aquel huero «España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional». Resultado, el que sabemos. Incluso podemos tratar a los Ejércitos como si fuesen la criada para todo del Estado, la que recoge las basuras que la sociedad comodona no quiere ni ver, la que va a las guerras a escondidas para que nosotros creamos que van a curar negritos enfermos. Bien, finjamos que es una ONG: pero luego no nos quejemos.

En materia militar casi todo se ha hecho mal desde hace tiempo, y desde luego la profesionalización baratita de Eduardo Serra, Federico Trillo, José Bono y José Antonio Alonso no ha sido un triunfo más que sobre el papel. Al final, la historia eterna: jóvenes nacidos en la España que trabaja -hermanos mayores de los neopatriotas que llenan la ESO de banderas nacionales en los sitios más impensables (http://www.elsemanaldigital.com/arts/69499.asp?tt=) -, que arriesgan sus vidas para que un puñado de políticos pongan cara trascendente en los funerales. Mientras, ahí fuera, hay guerras, y los nuestros mueren mientras Alonso les da mentiras en vez de Centauros. Podemos fingir que no es así, pero eso no cambiará los hechos. Si no honramos a los héroes ni en vida ni en muerte, difícilmente podremos esperar que nos salven cuando la marea suba.

Y subirá. Si el día de san Juan en Líbano, en vez de dos BMR requeantes hubiesen patrullado, en sus coches oficiales blindados, con sus escoltas y sus inhibidores, Zapatero, un par de ministrillas de cuota, algún consejero superprogre de gobierno regional acomplejado, alguna concejala frígida y frustrada por la vida y algún aspirante metrosexual a político profesional no habría habido bajas. Antes o después alguien les pedirá a ellos que vayan a enfrentarse a la marea. Que vaya Zapatero.

Él SÍ LO ENTIENDE

Alberto Ruiz Gallardón prestó su servicio militar como alférez de la Brigada Paracaidista que ha sufrido las seis bajas mortales. A diferencia de otros políticos él sí conoce el Himno de Infantería y la Oración del paracaidista que el pasado martes hicieron vibrar al país. El Rey no estaba y Zapatero callaba..

Por Pascual Tamburri Bariain, 29 de junio de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.