Por Pascual Tamburri Bariain, 8 de agosto de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.
De pequeño me preguntaba que hacían los Reyes Magos los demás días del año. Sigo sin saberlo, pero ahora he ampliado mis dudas: ¿qué hacen los políticos cuando no son políticos? Trabajan, se supone, claro, salvo los que tengan fortunas personales como para no hacerlo. ¿Y qué salida laboral tiene un político profesional cesante? Creo que podríamos abrir una línea de reflexión sobre este problema casi teológico, pero les voy a adelantar algunas cosillas que van surgiendo del follón navarro.
¿Se acuerdan ustedes de Francisco Iribarren? Sí, hombre, sí, un hombre sonriente que anda aún por Pamplona. Ha sido hasta ahora mismo consejero de Economía y Hacienda, cosa más que grave e importante en una Comunidad Foral que recauda sus propios impuestos. Iribarren ha sido esta legislatura el hombre de confianza de Miguel Sanz, el hombre que se puso en el camino de José Ignacio Palacios y forzó su salida del Gobierno, dando entrada en él a ese firme baluarte de los principios de la Navarra foral y española, Maribel García Malo. Cumplida tan dura tarea, Iribarren sale de la política, pero no esperen ustedes que se dedique a sus labores. Va a trabajar en el emergente grupo empresarial Enhol, propiedad de los hermanos Oliver -sí, sí, lo diré, no sean ustedes pesados: de Buñuel- y que participa entre otras cosas en Fersa, que cotiza en bolsa.
¿Se acuerdan ustedes de Alfonso Arroyo? El de Imascé, el jefe de campaña de Fernando Puras, el mago de la negociación entre socialistas y abertzales. Él cambió la imagen de Puras y casi lo hizo presidente de Navarra. Casi, eso sí. Arroyo sale de momento de la política, pero no se va muy lejos. ¿Adivinan ustedes a dónde? Pues sí, en efecto: a Enhol.
Esto de los generadores eólicos, en Navarra, es muy llamativo. Nos hemos convertido en comunidad excedentaria en energía. Han surgido de la nada, bueno, con unas subvenciones públicas acá y allá y con un régimen de adjudicación de parques digno de estudio, empresas de insólito vigor. Tanto como para atraer del sector público las mejores cabezas y los mejores currículos. Qué bonito.
Por Pascual Tamburri Bariain, 8 de agosto de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.