Aberraciones, brechas y pepiños en Navarra

Por Pascual Tamburri Bariain, 11 de agosto de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.

Seguimos, seguimos con la investidura de Miguel Sanz. Dios sabe que Navarra -recordemos: dos por ciento del territorio, uno y medio por ciento de la población- nunca ha sido centro de la atención de esta manera. Tampoco creo que la publicidad sea necesariamente positiva, pero sobre eso habrá opiniones (aunque se lo adelanto: la mía y la del presidente no coinciden en considerar el estímulo a la inmigración extrajera la solución de nuestra pequeñez y nuestra marginalidad) .

Para Diego López Garrido, «Miguel Sanz ha cambiado claramente su discurso» y por eso merece un cierto voto de confianza por parte de los socialistas. Así que, para el portavoz parlamentario del PSOE, Sanz ya no defiende lo que defendió durante la larga campaña electoral, y eso explica que Ferraz no haya pactado con los abertzales. Curiosa interpretación, que de ser cierta dejaría como tontos no sólo a los votantes de Nafarroa Bai que votaron contra aquel Sanz que ya no existe, sino sobre todo a los ciento cuarenta mil votantes de UPN que creyeron votar por la Navarra Foral y española que Sanz anunció en peligro.

Enfadado, Patxi Zabaleta ha hablado de las «aberraciones» cometidas por el Gobierno de UPN. Una de ellas habría sido el acuerdo parlamentario alcanzado con CDN hace dos años en el que se afirmaba que «los abertzales no pueden acceder al Gobierno de Nafarroa». ¿Y eso es pecado, políticamente? Claro, lo que duele a Zabaleta, aparte de la puñalada que le ha clavado el PSOE (no UPN ni el PP, por cierto, que nunca han jugado con él) son otras cosas. Es por ejemplo que siga habiendo navarros vascoparlantes, en los valles más lejanos, que siguen amando a España, y Zabaleta no ha podido dejar de mencionar a Silvestre Zubitur, concejal en su Leiza natal, donde por cierto Nafarroa Bai ha hecho el ridículo electoral. Y es la manifestación patriótica, masiva y desbordante, que el 17 de marzo inundó las calles de Pamplona y sorprendió a sus mismos convocantes institucionales por su magnitud, por su contundencia juvenil y por el número de banderas de España que nadie regaló.

Antonio Papell, como Zabaleta, ha atacado a Jaime Ignacio del Burgo por su libro más reciente -al que llama Navarra, historia de una traición, en vez de Navarra, el precio de la traición- y habla de «cesiones y claudicaciones que evidentemente no se han producido en absoluto». Tal vez papel no comprenda que la denuncia del peligro -por algunos políticos, por la sociedad civil, por el PP y sobre todo por los navarros y el resto de españoles a pie de calle- ha impedido esa traición. Zabaleta se equivoca, el libro no se ha retirado, y de hecho ha cumplido una misión importante.

Cómo de importante, y en detalle, tardaremos en saberlo. Sanz y Del Burgo han reconocido que lo importante era gobernar, y son ya públicas las conversaciones en Madrid de José Blanco con … Sanz y Del Burgo. El hecho es que si Sanz está contento, porque hoy a las cinco volverá a ser presidente, Blanco y Zapatero también lo están, ya que hablan sin disimulos de una «brecha entre UPN y el PP», como si la derrota del pacto social-abertzale hubiese sido posible sin el apoyo generoso del PP y sin la inquietud patriótica desatada en toda España. Insisto, insisto: las cámaras apuntan hacia nosotros, pero no somos el ombligo del mundo, y sería entre angustioso y ridículo que nadie se lo creyese.

No me gusta que Blanco esté satisfecho, al menos no sin saber por qué. Jorge Vilches duda «¿qué programa puede ser «abierto y posibilista», como ha dicho, dentro del Amejoramiento y la Constitución?, y su duda es razonable. Ni esto es Italia ni ninguno de los protagonistas es un político italiano, por más que le fastidie a Juan Cruz Alli; no hay facilidad para los acuerdos sutiles ni los matices elegantes, por aquí. Y por eso mismo no podemos evitar que muchos , ya, y seguramente muchos más, en los próximos meses y años, piensen que «si la alternativa a un tripartito socialvasquista en Navarra es más vasquismo, es preferible dejar el Gobierno a Chivite y Zabaleta o convocar elecciones ya» .

Navarra no es España porque los navarros lo digan en las encuestas, ni porque la mitad más uno de los diputadines voten a uno u otro, ni porque la renta disponible sea la más alta de la nación, ni porque nuestras infraestructuras sean estupendísimas, ni porque nuestros servicios sociales sean la envidia del orbe (y no digo que sean así). Es bueno y oportuno felicitar hoy a Miguel Sanz por su triunfo, y por eso mismo recordarle hoy, y recordar cada día de la legislatura a todos sus colaboradores, que hemos llegado aquí en nombre de unos principios y de un programa profundo e irrenunciable que no es ni el de IU, ni el del PSOE, ni el de NaBai. Por Navarra y por España, adelante.

Por Pascual Tamburri Bariain, 11 de agosto de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.