El PSN se subleva contra el PSOE

Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de agosto de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.

El PSN-PSOE se amotina, Pepiño Blanco viene a arreglarlo y en todas partes cuecen habas

Mientras el PSN conspira contra Pepiño, otros hacen en Navarra lo que Carlos Slim, Enrique Sarasola, Alberto Alcocer o Diego Prado jamás osaron en España. Con efectos políticos lamentables.

Es bastante divertido ver cómo las empresas de la competencia tienen problemas. El PSN, después de la decisión de Zapatero de entregar el Gobierno de Navarra a la UPN de Miguel Sanz (y de no llevar adelante el pacto ya acordado con la Nafarroa Bai de Patxi Zabaleta), vive en un constante sobresalto. Lo que se decidió en Ferraz, en Moncloa, en Gobelas, en Santo Mauro o donde fuese no gusta a los afiliados y cuadros de la izquierda navarra, que se ven fuera de un poder que creían tocar ya. Más aún, ven a los de Sanz de nuevo en los sillones, encima pudiendo evitarlo, y para más escarnio porque su Ejecutiva ha querido. Están enfadados, muchos de ellos al menos.

Ayer miércoles por la tarde, suerte la mía de vivir en el centro de Navarra, se reunieron en Olite representantes de los socialistas enfadados de la Ribera, de la Zona Media, de Tierra Estella y de la Cuenca de Pamplona. Los Comités Locales del PSOE se han ido reuniendo estos días y, salvo el prudente de Pamplona, las mociones aprobadas son contrarias a lo decidido por Zapatero. 22 Comités de la Ribera aprobaron anteayer una misma moción, y el secretario Carlos Chivite tendrá problemas el próximo sábado para explicar a sus gentes las razones de tanta disciplina. A pocos se escapa que su predecesor Lizarbe (por cierto: era de Olite) quiere volver a ser secretario general, y que los vasquistas de José Luis Úriz, siendo minoritarios, pueden ahora decidir la mayoría entre tanta rabieta. ¡Es que tenían ya repartidos los despachos y encargados los trajes!

Pepiño expondrá su libra de carne

Los rebeldes van a acudir juntos al Comité del próximo sábado día 1, y como Chivite no está muy seguro de poder convencer a la mayoría, va a venir a presenciarlo, y presidir, el secretario de Organización Pepiño Blanco. Blanco es el hombre adecuado para la tarea, porque tiene toda la autoridad interna (y nadie quiere ser expulsado) y todas las explicaciones externas (porque con él, además de con Zapatero, hablaron Miguel Sanz y sus muñidores antes del giro socialista). Blanco va a pedir disciplina, pero además va a explicar por qué se ha actuado así.

Ya empezó a hacerlo ayer miércoles el presidente del PSN Román Felones, en una página de Diario de Navarra (un lujo foral; les pondría a ustedes el link pero resulta ser de pago). Felones, hombre culto además de inteligente (resulta un placer que sea así a pesar de no estar de acuerdo), habló largamente de la importancia de que el PSN se mantenga unido, pese a la desilusión. ¿Por qué unido? Porque después de haber impedido la mayoría absoluta de UPN (en fin: otro día debatimos eso) y de haber permitido el acceso condicionado del centroderecha al poder ha llegado para la izquierda la hora de crecer, y de cobrarse el favor a lo largo de la legislatura. Blanco, de otra manera, va a venir a explicar qué va a tener que dar UPN si quiere conservar el Gobierno; y ambos confían en que eso bastará para hacer felices a los socialistas, lo que es suficiente para preocuparnos a muchos otros, por lo que se ha ido filtrando, que sólo a un masoquista le puede hacer hablar de «una legislatura apasionante».

No olvidemos las formas

Pero además del fondo político Navarra está llamando la atención por las formas, y no precisamente por la elegancia y la donosura de los protagonistas, sus séquitos, sus familias y sus voceros oficiosos. Unos y otros. ¿Se imaginan ustedes a Carlos Slim sonriente, en primera fila, en una sesión de investidura o en la jura ante el Rey de su amigo Felipe González? ¿No, verdad? Esas cosas no las hacía ni el difunto Enrique Sarasola, y eso que las malas lenguas y las no tan malas lo colocaban en muy malas mixturas de amistad, negocios y poder. Ni Alberto Alcocer sobrepasa en público ciertos límites, ni se dejó que los sobrepasase Diego Prado -y es un caso extremo por lo indecoroso, y Dios sabe de los enfados de Sabino Fernández Campo-. Lo que en la política nacional es un mal pudorosamente velado, en Navarra ahora mismo ha sido en exceso notorio. Nos hemos pasado, hablando mal.

Defina usted pasarse: pasarse es insultar de manera semipública, como ayer en Olite, a los adversarios políticos. Pero pasarse es también que un hostelero de tumultuosa vida presuma públicamente, desde antes del 27 M, de su amistad con Miguel Sanz y con José Luis Rodríguez Zapatero, hable despectivamente del PP de modo igualmente público y, por último, anuncie en los medios de comunicación afines algo muy parecido a la solución final. Gracias sean dadas a Antonio Catalán, si le deben ser dadas por sus obras, pero para sus formas no hay más nota que el suspenso. No sé si los empresarios de lo foral son muchos o pocos y creo que Fermín Elizalde puede hacer la vida que desee como persona privada que es, pero dadas las circunstancias no es lo más prudente que esté en la tribuna del Parlamento en los debates. No son los únicos. Es una cuestión de formas, y algo más; Román Felones sabe tan bien como yo cuál es el nombre técnico de las confusiones de lo público y lo privado, vengan del partido que vengan y si vienen de una negociación discreta entre los dos tanto peor.

Un aspecto hortera para un mal político de fondo

Es una cuestión, sobre todo, de formas, que luego deriva en un fondo preocupante. Estas cosas no se hacen. Iñaki Ezkerra nos ha clavado «la urgencia hortera por pillar sillón», y en La Razón Carlos Dávila este lunes 27 reforzó la dosis explicando que «Zapatero da por hecho que España es un país de horteras». Creíamos vivir tiempos recios frente a la amenaza batasuna de Patxi Zabaleta, y resulta que nos hemos encontrado con un acuerdo más hortera que una colección de enanitos de jardín, que una esquela de una página en un periódico de provincias o que un tanga de leopardo. Estas cosas no se hacen pero, desde luego y más aún, no se hacen así.

Formas, formas. No se puede empezar a nombrar a teóricos rivales para cargos de confianza, Javier Torréns no puede presidir la Mancomunidad de Pamplona. Es muy feo que el senador Viñes se despache contra el PP … incluso en El País. Como explica Miguel Ángel Belloso no se puede empeorar aún más lo del aborto, queda muy feo y más como precio de un pacto. Está mal, pero además es feo, es hortera, kitsch, snob y quedan igual de mal los dos partidos. ¡Pero si no lo hacía ni Sarasola!

Una sugerencia final: ya que los abertzales gozan de los servicios del presidente Francesco Cossiga, y los de izquierdas son admiradores de Ciriaco De Mita (se les nota, por cierto) contraten los buenos como asesor al senador Giulio Andreotti. Si se han de hacer estas cosas, y no digo que haya que hacerlas, por lo menos vamos a aprender de quien sí sabe qué es la política complicada … a coger los cubiertos y a no meter los dedazos en la nariz. Cuestión, al menos, de formas; nada que no se cure en seis u ocho generaciones.

Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de agosto de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.